domingo, 1 de noviembre de 2015

¡HÁGASE LA LUZ! (II)


Ya en casa he vuelto sobre esta noción del ojo como cámara oscura. Me parece que hay aspectos de "Aquiescencia", la novela de Víctor Sombra Macarrón, que conectan con el análisis de Placencia, y que eran estos los que Sombra quería subrayar, aunque de forma lamentablemente exaltada, tras la visita a la exposición "Camera Obscura Museum". Prefiero examinar estas cuestiones por mi cuenta. No quería hablar con Sombra Macarrón de su novela, ya que esta ha sido, desde su publicación en 2012, un tema de contención entre ambos. No tanto por la novela en sí, sino por la forma descarada en que Sombra utiliza a mi quería tía, Isabelle de Montbrulant, como personaje de su trama...

En todo caso, un pasaje de "Aquiescencia" examina la distancia con que el espectador percibe una representación en función del medio y la forma en que le llega: teatro, títeres, cine, televisión, animación, Internet. A mayor intervención tecnológica, mayor sensación de cercanía y control por parte del espectador, y mayor dificultad para establecer una distancia crítica.  Por distancia entiendo la posibilidad de percibir una representación como tal, desdoblada del objeto representado: la presencia innegable del actor sobre las tablas o de los hilos que mueven al títere. Una distancia que reducen los medios audiovisuales y más aún aquellos que en el entorno digital, a cambio de ceder al usuario (1) el control de la representación condicionan su toma de decisiones. Lo que subraya Placencia, siguiendo la estela de Hockney, es que esta intervención tecnológica no es nueva, como atestiguan ejemplos que se remontan al primer Renacimiento. Esto es importante porque permitiría  determinar, bajo los rasgos diferentes de los distintos medios, un incremento gradual de la intervención técnica, encaminada a hacerla al tiempo menos visible y más eficaz en la supresión de la distancia crítica. La senda del trampantojo, que nos llevaba en el siglo XV  a querer tomar una escalera pintada en la pared, sigue allí, potenciada en el entorno digital.  

 De alguna manera esto desarma los discursos que consideran a Internet y la realidad virtual como fenómenos completamente inéditos y sin parangón, pero de otro subraya su conexión con una tendencia histórica, anclada en nuestra cultura, por la que un lenguaje crecientemente "objetivo" - ya sea visual o textual- achica el espacio de la crítica de la forma más aséptica e inadvertida.  El planteamiento gana todos los debates y la perspectiva todas las imágenes.

En segundo lugar, al subrayar que el ojo es una cámara oscura, se llama la atención sobre los procesos de recepción de las imágenes y su similitud con el modo en que son generadas, algo también presente en "Aquiescencia", por ejemplo al describir al espectador del cine:

"La altura y el ángulo para desplegar la mirada, el modo de cruzar brazos y piernas como otros tantos parapetos de la observación, la cabeza echada atrás, ligeramente ladeada y hundida, revelan una contemplación compuesta. Abro los ojos como se levanta una persiana...".

La construcción de la mirada es paralela a la de la imagen. De ahí hay un paso para preguntarse quién mira a quién.  Y para pensar que, más allá del encuentro de la mirada del creador con la del espectador, hay otras miradas que se encuentran.

"...La casa no está encendida porque una mirada vigile sino porque aguarda. Ya llegan las imágenes a recorrer sus estancias. En algunos pasajes de Benjamin ya está la duda de quién mira a quién. Hay indicios de la percepción del cine como inmenso campo de experimentación de las actitudes sociales, sala de observación del aparato productivo. Las masas pasadas por las armas de la Imagen, sometidas a un escrutinio que modela la mirada en función de la perspectiva del Capital o del Estado..."

Los programas de televisión, películas y páginas en Red modelan nuestra conducta y consumo, sirven para ensayar productos y tendencias, perfeccionarlos conforme  a la reacción del público para ponerlos de nuevo en circulación. Ver es sólo la mitad de la historia, ya que vamos al cine (o visitamos ciertas páginas, o vemos ciertas series o programas) para ser socialmente visibles en cuanto dotados de un discurso relevante, recibir con las imágenes la sanción social que nos conecta y justifica.

La reflexión de Placencia y su praxis pictórica ofrecen pistas fundamentales para acercarnos a la manipulación de la imagen y la mirada, a los distintos encuentros que propician y el marco histórico en que se producen.

Buenas noticias: la exposición "Camera Obscura Museum" se prorroga hasta el sábado 7 de noviembre, día en que Jesus Placencia ofrecerá una visita guiada a todos aquellos que se acerquen por la librería Enclave de Libros a las 12 h.

Un enlace a "Aquiescencia": http://www.megustaleer.com/libros/aquiescencia/CT51075

(1) Una serie de usuarios al tiempo aislados y unívocos configuran el último avatar del público.

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