sábado, 27 de octubre de 2018

Que los muertos callen es normal



A José Luís Hidalgo

Que los muertos callen es normal,
porque lo saben todo.
Lo aprendieron de forma súbita,
o poco a poco.

Al aire libre y solos, en muchedumbre
que avanza diligente de la trinchera
a la fosa. O tranquilos en casa,
en corbata, sin pantalones, en pijama
o harapos. Cada cual a su manera,
entregando a cambio
todo lo que llamaron suyo.

La Ciencia les dio caza de golpe,
anunciada por el metal frío
que roza la nuca,
egregio, condescenciente,
como si ordenase un caballero,
como si entregara un título.

O se hicieron sabios en silencio,
milímetro a milímetro, ganglio a ganglio,
como una lección duramente aprendida.

Los muertos callan porque lo saben todo.    

miércoles, 3 de octubre de 2018

A BENEFICIO DE INVENTARIO




El profesor Chichepotiche ha venido a verme al café Remor para hablar de "Hilos de sangre", de Gonzalo Torné.  Se ha dirigido a mi mesa a toda velocidad.  Le temo cuando llega así, apenas vocaliza y da por hecho que estás sintonizado a la misma emisora que él o que vas por la misma página de su lectura

- Acabo de terminarla. La he leído después de "Tiempos felices", del mismo autor. Lo primero que me llama la atención es la versatilidad que supone escribir ambos libros. La novela americana, de un lado, y de otro, una novela singular, repito singular, sobre la guerra civil. 

- No solo sobre la guerra-

- Pero sí sobre todo. La guerra y sus repercusiones. Sorprende el contraste entre la permanencia de los escenarios y la fluctuación de edades y personas. Hay una frase de la reflexión de Clara desde el balcón de la casa de Balmes, una vez que ya conocemos la experiencia de guerra de Gabriel. Me la sé de memoria: "... y desde el balcón puedo meditar sobre el contraste entre los movimientos de las personas y la estabilidad de la montaña". Me interesa compararla con "Espejo Roto", de una de mis escritoras ginebrinas preferidas. En esta, la mansión familiar permanece inmutable contra el embate de lujo, odio y sensualidad, generación tras generación...-

- La diferencia- apunté- es que la mansión no sobrevive a la guerra civil. Después de la guerra es una ruina, ya no alberga las experiencias relevantes, que es fácil suponer que se transfieren a los apartamentos de lujo que se construyen al demolerla...En cambio la montaña y la casa de "Hilos de sangre" son los mismos. Y además, si te fijas, los movimientos de las personas son relativos. Bajo la aparente fluctuación, la continuidad de las voces es una característica señalada de los hilos de sangre. El narrador se aclara la garganta y pasamos de una generación a otra. Hay muchas entretelas, pero son todas parte del mismo tejido espeso, formado por distintas voces de diferentes generaciones-

- Según tu lectura "Espejo roto" pondría el acento en el cambio e "Hilos de sangre" en la permanencia...- 

- Donde Rodoreda dice que hay una ruptura insalvable con la guerra civil, Torné relega y contradice esa cesura: los hilos de sangre atraviesan la guerra y la Transición hasta nuestros días, cosiéndose a nuestra carne sin esfuerzo, irrigando nuestra actividad, sosteniendo nuestro aliento...-

- Hasta cierto punto es lógico. La novela de Rodoreda es una novela de exilio. Se empezó a escribir en Ginebra y hasta su personaje principal, tal y como cuenta en el prologo, está inspirado en una señora que se asoma al lago Leman desde el restaurante "La perle du Lac". Para Rodoreda nada podía ser igual. 

- Nada.  Desde su perspectiva no era factible el ejercicio de identificar los "hilos de sangre" que permanecían a través de las épocas. De hecho en la novela de Rodoreda asombra la intensidad de los saltos bruscos que se dan en la suerte y fortuna de cada generación, como si eso fuera lo habitual. No es el caso de la saga familiar de la trilogía de Torné, cuyos miembros permanecen todos, de una forma u otra, en el puente de mando. Se ve en "Tiempos felices" pero también muy claramente en Hilos de sangre" Esta gente flota-  

-La novela que leemos es la de Alvaro- apuntó Chichepotiche.

- Eso creo yo también. Aunque  es la narración de Clara la que ocupa más espacio, la que además recopila otros relatos clave como el de Gabriel. La escritura de Clara fracasa, ella misma lo reconoce: la vuelta a su marido fútil y agradable es un síntoma más del acomodo en que se instala. La visión de Clara es un perfecto retrato de la CT-

- Sí.  Desea cerrar el sarcófago de Gabriel por los escrúpulos que le provoca, que casi parecen de orden estético - no es "cool" delatar al marido de la que acabará siendo tu mujer-. Sin embargo, Clara acepta vivir en el piso que el criminal le lega. "Los pies se mueven de alegría cuando pienso en esta casa toda para mi". Recibe la herencia de los vencedores, y entre ellos la de los delatores y asesinos más rastreros, pero lo hace a beneficio de inventario, esto es, en el saldo que le resulte positivo.

-Por decirlo de otro modo: deduce lo negativo, declarando su desprecio a Gabriel,  pero no duda en quedarse con su casa.   

- Correcto- apuntó Chichepotiche- No es la primera ocasión en que acabo un libro de Torné con la sensación de que ofrece un ángulo novedoso para la izquierda. La primera vez fue con "Tiempos felices"   Ahora Torné escoge una perspectiva para acercarse a la guerra civil que me parece necesaria, por los siguientes motivos...-

- Lo lamento, profesor, pero estoy llegando tarde a otra cita- dije levantándome y poniéndome la chaqueta, el único método eficaz para interrumpirle- Si quiere quedamos aquí este sábado y me lo cuenta despacio-