jueves, 9 de septiembre de 2021

Otoñales

 Cerrar el ojo de la noche de Pauline Klein. Ediciones Allia

La mujer desnuda de Armonía Somers. Dios siempre hacia adelante, fabricando días y más días, y ellos hacia el revés del tiempo, en completa locura posesiva, al primer verdor divino hollado con la primera mujer del mundo, aun en contra de Dios y de lo escrito... 

Zurita de Raúl Zurita.

Recuerdos del porvenir de Elena Garro. 

Quitando algunos personajes muy definidos, como Isabel Moncada, Juan Cariño o el propio Francisco Rosas, predominan en mi lectura los grupos: las amantes de los militares, el grupo de burgueses que participan de las veladas en casa de los Moncada, los militares, las putas.  Y los indios que aparecen sobre todo colgados de los árboles.  Esta perspectiva coral refuerza la idea de que lo más decisivo es el grupo del que se forma parte.  

Zahara de Tomás Sopas Bandeira. Ediçoes Afrontamento. 

«Un día volveremos a nuestro país. Yo quizá no, pero tú y tu hermana y tus primas vais a volver y llevar a vuestros hijos a laa ciudades ocupadas de El Aaiún, Bojador y Dajla, a todas las ciudades desde donde les podréis enseñar el mar. Pero durante la espera no destrocéis vuestra vida. No desaprovechéis la oportunidad tan bonita de poder ver a vuestros hijos crecer, simplemente por actitudes precipitadas y mal pensadas»   (pg 107)   

Existiríamos el mar de Belén Gopegui.

Dos ángulos de análisis. Tres. 

1) Literatura fantástica materialista. Abre un nuevo sendero al insuflar en el relato una magia materialista.  Los polvos mágicos de esta fábula tienen más que ver con la mecánica cuántica y el materialismo histórico que con Campanilla. 

2) Fábula zambraniana. Con la diferencia de que el ser que aquí se esconde y revela es colectivo, se teje en la composición colectiva como un círculo de personas que se va pasando la madeja del relato.

Dejo de la lado estos dos ángulos. Me interesa una secuencia que avanza hacia una mística comunitaria. Parte de María Zambrano, Claros del bosque, transita La pasión según G.H donde la mística pierde trascendencia pero sigue siendo radicalmente individualista, para alcanzar en Existiríamos el mar una perspectiva inmanente y colectiva.  

Anna Karenina de Tolstoi, traducción de Víctor Gallego. 



lunes, 16 de agosto de 2021

TRANSICIONES

 Culpables por la literatura. Imaginación política y contracultura en la transición española de Germán Labrador (Akal, 2017)

Vistas olímpicas de Natalia Carrero (Lengua de Trapo, 2021)

El hijo zurdo de Rosario Izquierdo

Creímos que también era mentira de Elena Figueras

Madrid, 1983, de Arturo Lezcano.  

jueves, 1 de julio de 2021

REFORMA RADICAL

 La guerra de los campesinos en Alemania de Friedrich Engels.

Los anabaptistas de Friedrich Dürrenmatt. Luteranos, católicos, anabaptistas, hasta el emperador Carlos V está presente en esta obra de teatro, muy atenta a las luchas de intereses y la economía que subyace a las guerras de religión. Sagaz conexión del escenario político con el teatral. Nadie conoce las máscaras del poder como quien lo ejerce.  

El rey de los últimos días Barret/Gurgand. Pobre recreación de la toma de Münster por los anabaptistas y de su efímero régimen.

Castellio contra Calvino de Stefan Zweig, traducido por Berta Vias Mahou. 

Historia de los Heterodoxos españoles de Marcelino Menéndez Pelayo (MP) Las páginas dedicadas a Servet son extraordinarias. El relato del proceso y suplicio del teólogo supera con creces el de Zweig, escrito 50 años después. Un gran narrador. Por cierto,la calificación de Servet como caballero andante y quijote de la teología, que emplean ambos, ¿procede de Menéndez Pelayo o de una fuente anterior? En todo caso Zweig no hace referencia a su uso por Menéndez Pelayo.    

Tanto Zweig como MP abundan en el espíritu renacentista y la diversidad de intereses de Servet que destaca por sus aportaciones a la teología, la edición, la geografía y la medicina. 

Michel Servet: de la pira a la libertad de conciencia Vincent Schmid. El autor es el pastor actual de la catedral de Ginebra, de alguna forma el sucesor de Calvino en nuestros días. Su visión sobre Calvino y la ejecución de Servet no es, claro está, tan crítica como la de Menéndez Pelayo y Zweig. Acepta que la prueba definitiva de la condena la pudo haber aportado Calvino, a fin de cuentas era él quien tenía el manuscrito de la obra que permitió determinar que Servet y Villeneuve eran la misma persona. No admite en cambio que la denuncia de Servet ante la Inquisición hubiera sido instigada por Calvino.

Su visión de Servet es también diferente. Sin apartarse de la imagen quijotesca y caballeresca de Zweig y Menéndez Pelayo, Schmid rebaja los descubrimientos de Servet respecto a la circulación de la sangre y en general su estatura de intelectual humanista. Por otro lado, aporta una interpretación sólida a la posición teológica de Servet, centrada en la naturaleza humana de Jesús y el rechazo a la Santísima Trinidad. Servet, expuesto en España a la influencia judía y musulmana, estaría llevando a cabo un intento sincrético de reunir a las tres religiones del Libro, eliminando el principal obstáculo que los cristianos presentaban  para un acuerdo interreligioso, lo que les hacía parecer panteístas ante las otras dos confesiones. Por otro lado, Schmid recalca cómo el juego de identidades que Servet interpreta a lo largo de su vida, utilizando distintos nombres para distintas actividades, tiene un fuerte fundamento en los judíos conversos que preservaban sus creencias en secreto en la España de la Inquisición.

Las noches oscuras de María de Cazalla. Mujer, herejía y gobierno en el siglo XVI de Álvaro Castro Sánchez. Editado por la linterna sorda. Esclarecedora indagación en el marco de las disidencias que plantean las herejías europeas del siglo XVI a partir del proceso inquisitorial contra la alumbrada María de Cazalla.  En la Hermandad del Espíritu Libre o lo que fueran sus adeptos, los franciscanos espirituales, los alumbrados o los anabaptistas, el cristianismo se convirtió en una amenaza, en un momento en que comenzó el definitivo proceso de desintegración de la comunidad y de justificación de la necesidad de los nuevos Padres, llamados también Dinero, Estado, Ciencia, etc.

Herejes de Antonio Pau. 


jueves, 24 de junio de 2021

El hijo zurdo

De Rosario Izquierdo.  

Ofrece una perspectiva intergeneracional singular. Un paisaje que abarca y enfrenta la juventud de la madre con la del hijo zurdo y sus respectivos desfiladeros, separados por más veinte años: la heroína como extensión en falso de la rebeldía; el neofascismo como prolongación disfrazada de ruptura de la violencia capitalista.

 La novela plantea una singladura difícil en la confluencia de la adolescencia y el odio.  La única oportunidad de avanzar viene de la colaboración que arranca de Lola y Gema, la madre y la novia del hijo zurdo, en una dinámica de gestos básicos, (pensar en el otro y perder el sueño por él, escuchar, dedicarle  tiempo, acercarse a su entorno) que se expanden y estructuran en procesos más complejos y que comienzan a alcanzar, en un contagio inverso al del odio y la autodestrucción, a quienes generaban estos. 

Esta novela dice muy bien que el fanatismo fascista en los barrios se combate deshaciendo barricadas tanto como levantándolas. Deshaciendo los prejuicios que nos impiden recorrerlos y hacerlos parte de la ciudad, compartir vida y pasar tiempo en ellos. Lola empieza este proceso de forma epidérmica, escuchando la música de los grupos de su hijo, yéndose a tomar una cerveza con la madre de El Loco, uno de los cabecillas de la banda de rapados del hijo. En el proceso de acercamiento aflora cuánto de esos grupos forma parte de una radicalidad antisistema genérica, que solo en una segunda instancia es captada por el fascismo (un proceso muy similar alimenta la expansión del fundamentalismo islámico). Ese desalambramiento en la que se empeñan, implacables, Lola y Gema pone en evidencia, al final de la novela, la debilidad del revoque neofascista con que se cubre la explotación en los barrios, haciendo aflorar sus grietas con el olor de un guiso, los gestos simples (y heroicos) con que llama a una puerta ajena, lejana, y se comparte un almuerzo.       

Dos referencias de ficción que resuenan en la lectura, una en relación a la encrucijada entre fascismo y adolescencia, La muerte del héroe y otros sueños fascistas de Juan Carlos Castillón, y otra sobre el desfiladero de la heroína en los ochenta, Creímos que también era mentira,  de Elena Figueras, a mi juicio la mejor novela sobre los años de la movida. Y resuenan también en el texto las certeras apreciaciones de María Zambrano sobre el fascismo y la adolescencia: «el fascismo nace como ideología y actitud anímica de la profunda angustia de este mundo adolescente, de la enemistad con la vida que destruye todo respeto y devoción hacia ella» (Los intelectuales en el drama de España y escritos de la guerra civil

La reflexión de Zambrano sobre los aspectos emocionales del fascismo está muy bien analizada por Mercedes Gómez Blesa en su estudio introductorio a Claros del Bosque, publicado en Cátedra. Gómez Blesa destaca tres elementos en el idealismo y la actitud adolescente fascista, según la concepción de Zambrano: un odio destructor al presente, un apego al pasado y un resentimiento a la vida que impide una verdadera experiencia vital.  


domingo, 13 de junio de 2021

Lecturas veraniegas

 

El conde de Montecristo de Alejandro Dumas

La mujer desnuda de Armonía Somers. 

Cuentos para un café de Aina Rotger.

 Para Chichpotiche el crimen individual palidece frente al crimen como contexto.  El crowdkilling se refiere a los crímenes sistémicos en los que todos participamos. 



domingo, 2 de mayo de 2021

ROBERT WALSER

Desde la oficina de Robert Walser, publicado por Siruela.  Selección y epílogo de Reto Sorg y Lucas Marco Sisi. El epílogo contiene interesantes reflexiones sobre el oficinista como «partero de la modernidad». La oficina aparece como «la encarnación de una vida determinada por fuerzas ajenas, pero al mismo tiempo constituye el lugar en el que brotan las fantasías y sueños del poeta para adueñarse de la realidad». 

El bandido de Robert Walser. Texto rescatado de los microgramas encontrados tras la muerte del autor. Se tardó en determinar que esta escritura minúscula a lápiz era un texto en alemán que componía una serie de relatos inéditos. 

El narrador cuenta las andanzas del «bandido», una y otra vez sale en su defensa o explica sus acciones desde la mayor cercanía. Estos enfoques súbitos, acercándose al bandido o desentendiendose de él, resultan muy característicos, dan la impresión de alguien que retoca o corrige sin cesar al protagonista, desmintiendo a veces en ultimísima instancia que se pueda identificar con el narrador.  Este surgir desde atrás hacia delante cuando menos lo esperas, adelantándose, interponiéndose entre el protagonista y el lector da pie a imaginar a un «narrador loro», que corrige sin fin al «bandido». Esto le permite modular su tono, dándole un  tono irónico a veces, otras condescendiente o exculpatorio, pero sin desmentir completamente que el narrador y el bandido sean idénticos.  

domingo, 11 de abril de 2021

Diario de campo

 Diario de campo es una novela de Rosario Izquierdo publicada por Caballo de Troya en 2013. Lo que hace este libro es aunar elementos que normalmente encontramos separados. El trabajo de la analista, que se desplaza cada día al barrio marginal en que lleva a cabo su tarea con mujeres desempleadas, aparece vinculado a su entorno familiar, entretejido a las relaciones con su pareja e hijas. Su trayecto diario aglutina la ciudad, vincula el centro y la barriada. El texto aúna también al analista y al objeto de análisis ya que la investigadora es también analizada en un final que cierra además el ciclo en otro sentido: quien ayudaba a encontrar empleo lo acaba solicitando.

La elección del título y el formato de diario, casi como una herramienta de trabajo, es un gran acierto y resulta decisivo para cumplir su función integradora. El libro es innovador («formalmente») precisamente porque, en vez de fijar fronteras, se empeña en borrarlas: entre forma y contenido, entre ficción y ciencias sociales, entre ficción y trabajo. Entre la analista y las analizadas, entre las desempleadas y las orientadoras...

No se me ocurre un desmentido más eficaz de la separación orteguiana entre el arte y las masas que un buen trabajo de campo.   


lunes, 29 de marzo de 2021

El doctor que subió una colina pero bajó una montaña

Esta conversación entre Gonzalo Torné e Ignacio Echevarría, publicada por CTXT, facilita pistas esclarecedoras sobre la novela del primero, El corazón de la fiesta. 

Echevarría se adentra en la técnica narrativa de la novela y describe la superposición de voces en lo que denomina hojaldre de narradores. Esta acumulación de niveles narrativos abarca la primera y la tercera persona y se da entre voces radicalmente diferentes. Los relatos se entrecruzan en distintas direcciones: narradores «charnegos» que canalizan el discurso de otros pudientes y nacionalistas, y viceversa, e interlocutores como la Monsalvatges y su novio que se consideran excéntricos frente a la polarización del dinero y la Nación, y que con esa excentricidad, a su vez, se significan. Y creo que este trasiego multidireccional es paralelo a la combinatoria de los temas que va formando diferentes configuraciones a partir de al menos tres elementos, sexo, dinero y nación, que identificaremos por sus iniciales: S.D.N. La trama tan tupida de temas y voces hace que en unas pocas líneas se diga mucho y esa densidad se traduce en velocidad narrativa. Son muchas las ocasiones en que se abordan los tres asuntos en unas pocas frases y hasta en una sola. Aparecen recombinados en distintas secuencias y énfasis (s.D.n; D.n.S, N.D.s, etc). La aplicación de esta técnica en la novela da pie a entender que no se puede decir nada, al menos en el marco de referencia de la novela, por separado, que no cabe aislarlos convincentemente.  

El corazón de la fiesta puede verse como una cámara de simulación narrativa en la que el doctor Torné sintetiza y reproduce las condiciones de la interacción del S.D.N en el espacio simbólico catalán. La novela permite ensayar distintas suposiciones que combinan los tres elementos en distintas configuraciones de sentido. Tanto el dinero como el sexo pueden servir para superar las diferencias nacionales. Dinero y sexo funcionan como aceleradores del número e intensidad de las interacciones sociales. Y estas dinámicas son incrementales: cuanto más sexo y más dinero más capacidad de superar las diferencias, más alcance e influencia. Hablo del dinero y no de la corrupción, porque esta puede verse en la novela como un dinero acelerado, gripado, que justamente sirve para salvar más aprisa cualquier barrera en la interacción social. Lo menos que se puede decir es que la significación del término negocio en la novela, el negocio de los Masclans, es la más alejada posible a la que le da uno de los personajes más bondadosos e inteligentes de Middlemarch (Capítulo 56):   

Por negocio Caleb Garth nunca se refería a las transacciones monetarias, sino a la destreza en la planificación y ejecución del trabajo.     

El corazón de la fiesta en la novela no tiene que ver con la destreza en la planificación del trabajo sino con el baile desenfrenado del S.D.N, su combinación ciclónica y vertiginosa en distintas formulaciones que se suceden sin pausa, como distintas formas igualmente lumínicas y efímeras de surcar el firmamento simbólico catalán. Porque en El corazón de la fiesta las interacciones fulgurantes y aceleradas deparan alianzas imprevistas y transformaciones súbitas. En el curso de unos pocos meses una «charnega» de Vorablau puede sentarse como futura nuera a la mesa de Pere Masclans que, a su vez, ve desacreditada una labor de construcción simbólica de décadas en unas pocas semanas. Por otra parte, aunque de partida cada agente goza de una identidad muy compacta, a menudo excluyente, la intensidad de las interacciones puede dar lugar a confusiones y deslizamientos simbólicos más o menos inadvertidos.  La volatilidad genera suspicacia, que a veces raya en la paranoia y justifica el recurso a más corrupción. El dinero no solo puede ayudarnos a cambiar de identidad sino también a preservarla cuando se ve amenazada. Lo dice el Bastardo al explicarle a Verónica las comisiones ilegales: 

...¿y si la gente se confunde y vota a un partido españolista? A ti te dará risa porque son los tuyos, pero si se apoderan de TV3, ¿cómo recuperamos después el «territori»?   

Torné identifica a Europa como el catalizador que desencadena las reacciones más decisivas en el corazón de la fiesta. Y esto es así gracias a la introducción en la cámara de simulación narrativa de una constante imprevista, alejada completamente de los referentes que maneja el lector mínimamente informado de la biografía sentimental del principal prócer catalán de la historia reciente. Que Astrid, la amante de Masclans, sea, no íntimamente extranjera como Violeta, sino Extranjera o Europea, como lo es toda escandinava más allá de los Pirineos, va a perfeccionar el marco de análisis y facilitar  la observación de dinámicas decisivas que en otro caso habrían pasado desapercibidas.  

Pone en marcha, para empezar, lo que Torné denomina cadena del desprecio, por la que los que desprecian se ven despreciados a su vez, a partir del mismo criterio, por terceros. Podríamos llamarlas cadenas de valor, porque estas secuencias valen para todo tipo de juicios, también los positivos. Los catalanes que desprecian a andaluces o murcianos por su procedencia sureña pueden ser tratados igual, por la misma razón, por los daneses. Esta cadena sigue desplegándose y el andaluz girará hacia el marroquí parte del desprecio que recibe de sus compatriotas del norte. Una forma especialmente gráfica y paradójica de esta misma idea se constata en el trato fronterizo, que sirve de piedra de toque para deshacer todos estos barcos de papel. Para los franceses, el País Vasco y Cataluña (Bayona y Perpinán, por poner el caso) son epítomes de las culturas del sur (sol, buena comida, ocio; focalización, en suma, en los placeres y los sentidos frente al trabajo y el intelecto). A pocos kilómetros, al otro lado de la frontera (Bilbao y Girona por ejemplo), los valores se invierten y la toponimia se carga del peso de la industria y la racionalidad frente a los complacientes vecinos del sur de España.

Europa se incorpora a la trama de la novela de forma implícita, a través de la amante escandinava de Masclans y su hijo, el Bastardo, del que se llega a decir que es el único hacia el que Pere Masclans sentía «algo cálido». Desde el principio, con Astrid viviendo en una casa encastrada y oculta en el Parlamento, en un intimidad máxima y secreta con Masclans, queda claro que el deseo de Europa forma parte del proyecto nacional. Astrid se inscribe y oculta en el órgano que representa la voluntad popular y es ahí donde se encuentra cada noche con el máximo representante del Ejecutivo. Europa como adulterio. 

El papel definitorio de Europa en la formación del ideario nacionalista catalán no es nuevo. «La escritura y el poder» de Andreu Navarra recoge una entrevista a Eugenio d´Ors publicada en  ABC en junio de 1916 en la que este señala que «(l)os escritores catalanes deseamos incorporarnos a Europa: queremos que Cataluña sea una provincia de Europa, y que nuestros poetas, filósofos y hombres de ciencia tengan un puesto habitual en la vida europea. Para conseguirlo se dirigen nuestros esfuerzos. Si España quiere acompañarnos a esa incorporación europea, iremos juntos; si no, Cataluña irá sola» 

Sin embargo, en El corazón de la fiesta Europa tiene una faz ambivalente. Es objeto de deseo pero también fuente de condena. No hay que olvidar que Astrid se acaba hartando y se va de Cataluña, y que la fisura que acabará con el gran tinglado de corrupción y prestigio de los Masclans procede de la relación del Bastardo con Violeta, la más nefanda coyunda «charnego»-europea. La continuidad simbólica entre Astrid y Violeta es tremendamente reveladora. Como señala Violeta, tras la debacle de los Masclans, en otra de estas frases que ensarta las tres letras del collar, S.n.d, en este caso: 

A veces me parece que nuestra historia reflejó la aventura de Astrid: otra «nouvinguda» que entró jodiendo en su manera de vivir, solo que mi norte era su sur, y que ella se enredó con un rey y yo con su bastardo.  

Esa doble cara de Europa es muy reveladora del contexto simbólico catalán, como se ha demostrado durante el procés. Europa es el objetivo, ya que se busca una Cataluña independiente integrada en la Unión Europea, pero también el obstáculo, porque la propia configuración de esta entidad supranacional hace complicado alcanzar ese resultado contra la voluntad del Estado español. Y es cierto que Europa ha sido la fuente de los principales reveses de la disparatada persecución judicial del Estado español contra los dirigentes del procés, pero, por otra parte, también lo ha sido de no pocas muestras de incomprensión y desafecto hacia la vía unilateral del nacionalismo.

Siempre me ha gustado el título de esa película de los noventa, «el inglés que subió una colina, pero bajó una montaña» La película no se merece un título tan bueno, por lo que lo tomaré prestado para aplicarlo a El corazón de la fiesta. Me gusta la prefiguración de un resultado que cumple otro distinto. Torné cuenta que empezó a escribir una novela sobre el nacionalismo y acabó escribiendo otra (¿o es la misma?) sobre la corrupción. Se fija un objetivo y se diseña un plan para alcanzarlo y al ejecutarlo se logra otro resultado. A Colón le pasó lo mismo que a Torné. Eso no quiere decir que los resultados sean equivalentes o intercambiables. Por mucho que nos empeñemos en llamar Indias a las Américas, el nacionalismo y la corrupción no son lo mismo.   

Y algo de esto nos dice, y muy bien dicho, El corazón de la fiesta. Las cosas que son diferentes comparten aspectos, contornos y dinámicas. Interesa no confundirlas pero también identificar bajo qué condiciones pueden confluir y cómo influyen unas sobre otras.      

 


   

domingo, 7 de marzo de 2021

O gran poema

¡O gran poema! 

Al final el Poeta se hace poema y Whitman y Neruda dejan paso a T.S Eliot. Lo acabo y sigo teniendo ganas de abrirlo. Da para muchas lecturas. Auguro que este libro pequeño y potente, activado de forma tan discreta, irá detonando muchas lecturas a lo largo de un tiempo amplio.    

En pocas páginas hay muchos paisajes y discursos distintos, pero todos vuelven al origen, como las puntadas de una costura, a Navia, y en concreto la confluencia de los ríos Navia y Ser, que es también donde las palabras acaban. 

Ali donde o río Ser desemboca no Navia alí desembocan todas as palabras do mundo 

Parte del caudal lírico del poema llega del reencuentro con la lengua que el autor recupera después de largo tiempo. Una y otra vez los versos se iluminan en un Pentecostés que cubre cada palabra de asombro y añoranza.  

El autor, Tino de Féliz, es compadre del irmandiño Quicho 

sábado, 6 de marzo de 2021

«Gente en torres de cristal» de Shirley Hazzard

Se presenta como una novela y no digo que no lo sea. Es también una colección de 8 historias levemente hilvanadas que proyectan un esclarecedor y divertido análisis del trabajo de oficina en Naciones Unidas, y, con menor detalle, de las tareas sobre el terreno. Publicada en 1967, el texto no ha envejecido aunque la ONU sí, y el idealismo institucional y el de sus trabajadores se ha mitigado considerablemente. Eso sí, mucho de lo que se cuenta es aplicable al trabajo de oficina de otras organizaciones, públicas y privadas. 

Siempre me ha llamado la atención el contraste entre el tiempo que pasamos en la oficina y la poca ficción que le dedicamos, hasta el punto que la ficción podría definirse como el horizonte que se dibuja más allá del escritorio. De Melville y Eliot a Kafka o Walser, pasando por Pessoa o Svevo, la nómina de escritores oficinistas es larga, aunque raramente se ocupan, al menos de forma explicita, de los dramas y comedias que encierran los cristales translucidos de las oficinas. Walser ha descrito muy bien como la restricción del tiempo y espacio de la oficina impulsa la imaginación. Aunque lo suele hacer lejos, con lo que el oficinista se fija más en los Leviatanes de mares exóticos que en los del despacho contiguo. Shirley Hazzard (igual que Melville) se atreve con todo tipo de monstruos. La elegante y combativa escritora del New Yorker, ciudadana dilecta de Capri y esposa del crítico Steegmuller, fue antes, durante más de diez años, oficinista en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York.