martes, 21 de abril de 2015

IMAGOMAQUIA

Víctor Sombra quería hablarme de "Una Juventud Alemana" y le he invitado a tomar el té. Estaba algo agitado. Nada más servirle se ha llevado la taza a los labios y la ha apartado enseguida, haciendo pasar un gesto de dolor por una sonrisa patética. Sin más rodeos me ha manifestado su desacuerdo con mis comentarios sobre el documental en cuestión.  Sombra piensa que presento a la Rote Armee Fraktion (RAF) como si fuera una vanguardia artística que en una de sus incursiones creativas desemboca en la lucha armada. Eso le parece frívolo y banal. No se queja tan sólo del tono de mis comentarios. Le irritan tres cosas más, y las ha ido numerando:

1º La palabra imagomaquia no existe. Le he explicado que se trataba de trazar una analogía con las naumaquias romanas, que al fin y al cabo eran combates contemplados por el público, lo mismo que sucede con los productos audiovisuales que, a mi juicio, batallan en el documental de Jean- Gabriel Périot. Las gradas del circo quedan remplazadas por las butacas, y la televisión y el cine experimental son las naves enfrentadas. Exagerado, ha dicho Sombra. No parecía muy convencido.

2º Mis comentarios idealizan a la RAF que en realidad era una panda de aficionados y chapuceros. Uno de los pocos grupos armados que casi ha conseguido contar con más bajas que víctimas, lo que no era de extrañar, dado que todos sus miembros fundadores, con la excepción de una peluquera, habían cursado estudios de doctorado. La poca fiabilidad tanto ideológica como operativa del grupo queda puesta de relieve por la actitud de la RDA que, a pocos kilómetros de su campo de acción, hace todo lo posible por mantenerse desvinculada de ella.

3º Peor aún, la RAF tampoco quería saber nada de la RDA. Al parecer, Périot ha revisado horas y horas de grabaciones del grupo sin encontrar menciones a la Alemania comunista. La RAF reivindica más una forma de intervenir, el de la guerrilla urbana latinoamericana, que una ideología.  Sólo en los 80, en plena desbandada, los supervivientes de la RAF buscarán refugio al otro lado del muro. 

Después de estas puntualizaciones, Sombra ha puesto una excusa para irse de forma abrupta, dejando su taza de té casi intacta. Antes de salir me ha dicho que no le importa si saco en esta bitácora sus opiniones siempre que las reproduzca fielmente.

No faltaba más, Víctor. Mientras acababa mi taza de té me he preguntado que pensaba de los comentarios de Sombra. La elección del título de esta entrada, tan poco de su gusto, le da respuesta.   


domingo, 19 de abril de 2015

UNA JUVENTUD ALEMANA


Es un documental sobre el proceso de formación de la Rote Armee Fraktion (RAF), grupo armado popularmente conocido como Baader- Meinhof, a partir de las figuras principales del grupo: Ulrike Meinhof, Andreas Baader, Holger Meins, Gudrun Ensslin...

Este documental, dirigido por Jean- Gabriel Périot y co-producido por Alina Film,  se compone exclusivamente de imágenes y sonidos ajenos con lo que lo primero que llama la atención es la ingente labor de documentación, selección y montaje que el director ha llevado a cabo para completar una obra marcadamente original. Aunque se hayan consultado un gran número de archivos audiovisuales cabe identificar dos fuentes principales de imágenes, que se diferencian más cuanto más avanza la historia, hasta acabar configuradas como antagónicas.  Esta especie de imago maquia que se libra a lo largo de todo el documental me ha parecido especialmente interesante.

La primera fuente procedería de las imágenes generadas por los propios miembros de la RAF o de programas de debate en los que estos exponen sus ideas en un marco neutral o al menos no abiertamente hostil.  Hay que tener en cuenta que uno de los fundadores de la RAF, Holger Meins, fue alumno de la Escuela Alemana de Cine y Televisión, compañero de Fassbinder en una institución creada para generar el audiovisual de la Alemania de la postguerra, una época en que Godard se preguntaba si era posible imaginar algo en ese país y cómo serían esas imágenes.  Otros miembros y simpatizantes de la RAF sirvieron de actores y técnicos en las películas de Meins, la mayor parte cortometrajes de contenido extremadamente combativo. Hay películas centradas en las condiciones de trabajo de los obreros y la situación de los emigrantes, pero incluso el tono de estas es más cercano al imaginario del 68 que al realismo socialista del bloque soviético. Hay otras con guiños surrealistas, en las que se ven periódicos que reptan por el suelo; escatológicos, con la misma persona defecando y limpiándose cada vez con un ejemplar distinto de "Bild". La filmación se convierte cada vez más en una herramienta de intervención política, cada vez más ligada a un suceso, con entidad independiente o generado para ser filmado. Entre estas "performances" está la carrera, de gran lirismo y belleza, en que los corredores se van pasando unos a otros una gran bandera roja, forzando al tráfico a detenerse, a lo largo de una avenida berlinesa. La del joven que pinta una esvástica en plena calle y afronta las distintas reacciones de los viandantes. Rodajes de manifestaciones, de cargas policiales, de huelgas. La última de las películas de Meins, -desaparecida pero reconstituida en el documental, y por tanto la única imagen que no procede de terceros- recoge esquemáticamente el modo de fabricación de un coctel molotov, un poco al modo de los vídeos de tareas prácticas que se ven por Youtube. Las otras imágenes procedentes de los miembros de la RAF, o de medios cercanos a ellos, son programas de debate en los que participa Ulrike Meinhof, una periodista de izquierdas muy conocida en la Alemania Occidental de los sesenta y redactora de la revista Konkret.   

El segundo grupo de imágenes se acaba definiendo dialécticamente contra el primero. Se trata de imágenes de la televisión alemana sobre la RAF. En un momento dado la primera fuente desaparece. Quienes generaban esas imágenes, filmando películas o participando en debates, han pasado a la clandestinidad.  La televisión se ha quedado sola y es implacable.  Su estilo no entiende de rodeos, ni metáforas.  No trata tampoco de reflejar la realidad, ni siquiera intervenir en ella. Quiere, eso sí, tener efecto.  Ha definido su diana con el concepto de "terrorista" y no sale de ahí para no perder un golpe. No los da la televisión, pero sí les procura el ritmo, el movimiento que encuentra una y otra vez la perspectiva para encadenarlos, derecha, izquierda, derecha, hasta conectar un directo que alcance el K.O. y la luz se apague en la prisión de Satmmheim.

"Una Juventud Alemana" se ha presentado estos días en el Festival de Cine Documental de Nyon: http://www.visionsdureel.ch/film/f/a-german-youth