domingo, 13 de diciembre de 2015

FILOSOFÍA GRÁFICA

- No me ha gustado-
Víctor Sombra se refería a "La Inmensa Soledad", el libro de Frédéric Pajak sobre Nietzsche y Pavese, publicado por errata naturae y traducido por Javier del Prado.
- A mi no me ha gustado el texto, pero sí los dibujos- he precisado.
-El texto es engolado, pero no es sólo eso. Las conexiones entre Pavese y Nietzsche me parecen flojas, no arrojan ninguna luz sobre ellos. ¿Que se aprende de Nietzsche, Pavese, o de la relación entre ambos? Que Turín jugó un papel central en sus vidas. Vale. Todo lo demás se basa en lo inefable. Y de alguna forma el libro alcanza lo inalcanzable porque al acabarlo no quedan más que sus bonitas estampas de Turín...-
-Exageras- le he dicho alzándome las solapas del abrigo. Le he dicho mil veces a Sombra que en invierno prefiero pasear por el parque o el bosque antes que por el borde del lago, expuesto siempre al viento.
- Y es pretencioso- seguía él- No digamos ya el modo que se publicita y promociona. Mi ejemplar lo encontré en la sección de filosofía de una gran cadena de librerías... No estoy de acuerdo en que establezca un nuevo género-
- El "ensayo gráfico", le llaman-  comenté-
- Nada menos- repuso- Leí hace poco otro ensayo gráfico que me gustó más:  "Gramsci para principiantes"-
- Lo conozco- contesté-  El texto es de Nestor Kohan y los dibujos de Miguel Repiso. Forma parte de una colección publicada en Argentina por Era Naciente... Más que un ensayo gráfico sería un panfleto-
- Llámalo como quieras- contestó- pero ofrece una introducción gráfica eficaz al pensamiento de Gramsci, en vez de dar vueltas sobre lo que no se puede decir de Nietzsche y Pavese y de la relación entre ambos...-
Me he acercado al paso de cebra para alejarme del lago. Ya tenía bastante.
- Me recuerda los Cuadernos de Educación Popular, los de Marta Harnecker- precisé, frotándome las manos.
Sombra sonreía, mirando los coches:
- Otro ensayo gráfico- ha dicho entre dientes

sábado, 28 de noviembre de 2015

EL ARTE DE NO PERDER DE VISTA

Como no nos hemos podido poner de acuerdo en un calendario de lecturas, Víctor Sombra y yo hemos decidido listar al menos algunos libros pendientes:

Julian Rodriguez - Novelas (2001-2015) De Bolsillo 2015.

Calletania- Israel Centeno Periférica, 2008.

Estos dos los encontré en Albatros, la librería de mi barrio. Luego añadimos cuatro más:

-Zeropolis de Bruce Begout

-EasyJet de Alexandre Friedrich.

- La Llamada del Texto de Wolfgang Iser.

-"Kulturindustrie" de Adorno y Horkheimer

Estos los encontramos en Allia, una editorial parisina que ha publicado varias joyas, incluidas las Cuatro Lecturas de Zhuangzi, de Billeter, que en España tradujo Suárez Girard y publicó Siruela

Me he anticipado a leer "La llamada del Texto" de Iser porque me parece que sale al encuentro de la reciente entrevista de Pedro Tena a Constantino Bértolo, cuyo punto de partida es la publicación reciente por Mardulce en Argentina de "La Cena de los Notables" (publicada en España por Periférica, en Brasil por Livros da Matriz y en Serbia por Glasnik). El libro de Bértolo ofrece un panorama completo del combate por las palabras y el papel que en el mismo juegan escritura, lectura, edición y mercado. El campo de batalla y los contendientes se describen de forma sistemática e histórica. Iser parece tirar de un hilo particular de ese amplio tapiz en que se trama la palabra: cómo la indeterminación del texto condiciona la lectura, y la evolución histórica de esa indeterminación como forma de llamar a la participación del lector.  (Entre otras cosas este breve texto, que recoge una conferencia de finales de los 60, contiene interesantes observaciones sobre la creación del suspense en las novelas por entregas, alguna de las cuales parecen aplicables a las series televisivas) Iser parte de una cita de Thackeray que viene a decir que la parte más interesante de una novela es la que no está escrita. Esto significaría, conforme a Iser, que la novela calla lo que la constituye. El texto escrito sería la sombra difusa proyectada por ese fundamento implícito.  Y añade "la estructura del texto se construye de tal modo que llama continuamente al lector a descubrir ese fundamento". 

Cenas y Batallas. Palabras que conducen a vacíos o silencios, que llaman a otras palabras. Sobre unos y otras se ejercita lo que Pedro Tena llama, al titular la entrevista, el arte de no perder de vista. Accesible en la página de Contratiempo e Historia, o sea, aquí. 

viernes, 13 de noviembre de 2015

LAS GUERRAS DEL TÉ: CARRERO & SCHALANSKY VERSUS YAN LIANKE

        
            No tenía buena pinta. Me he dado cuenta nada más ver el libro que Víctor Sombra traía en la mano. Era “Los Besos de Lenin”. La novela de Yan Lianke, traducida al inglés por Carlos Rojas,  que, conforme al blog China Traducida y Por Traducir, debería verterse en español como "Sufrir la Vida".  Narra las peripecias de un pueblo remoto de China, una especie de arcadia rural habitada por discapacitados que sufre los embates de las políticas maoístas y luego del capitalismo chino que los lleva, como en una montaña rusa, de la pobreza a la riqueza y de esta a la ruina y la explotación más extrema.
            - Habíamos quedado en hablar de otras dos novelas-  le he advertido, señalándolas sobre la mesa. Y he añadido:
            - Son dos recomendaciones. “El cuello de la Jirafa”, de Judith Schalansky,  traducida por Juan José del Solar para Random House Mondadori, me la propuso Margarita Ruby, la librera de La Rayuela de Berlín, señalándola como de lo mejor de la literatura alemana actual. Además la acción sucede en el antiguo territorio de la RDA…La otra la recomendó Belén Gopegui en una charla en la librería Albatros: “Soy una caja” de Natalia Carrero, publicada por Caballo de Troya-
-       Ya- concedió Sombra- pero antes quería acabar con “ Los Besos de Lenin”. Hemos dejado escapar una lectura interesante del discapacitado como sujeto revolucionario…-
-       No voy a preparar té para hablar de una novela de la que ya hemos hablado…- he zanjado, pero Sombra no escuchaba:
-       El discapacitado es en la novela el que está capacitado de otra manera.  Cuenta con habilidades increíbles que surgen a partir de distintas carencias. El ciego es capaz de oír la caída de un alfiler en un teatro repleto. La tejedora parapléjica ejecuta siempre los mismos bordados a velocidad de vértigo y con gran precisión. Un tuerto hilvana cinco agujas con un solo golpe de hilo… Unos se complementan a otros…Unos ponen los pies, otros los ojos, otros más los oídos. Forman un equipo, una troupe, un colectivo-
-       ¿Y?- le he preguntado
-       La carencia llama a la complementariedad y eso hace a los habitantes de Liven especialmente acordes con la Quimera, que es el mejor símbolo de nuestros tiempos híbridos. Las sillas de ruedas y prótesis, los dispositivos y objetos propios de sus tareas les acercan, uno por uno y en conjunto,  a las Quimeras…- 
      De repente me ha molestado escucharle, que se estuviera saliendo con la suya.
-       No voy a escuchar más sandeces, Sombra- he zanjado- Di lo que tengas que decir  sobre las novelas de hoy, no sobre textos ya comentados-
      Sombra se ha callado. Quizá ha pensado lo mismo que yo. Que si decía un par de frases sobre los libros que le pedía discutir podríamos volver al que él proponía. Se ha sentado frente a mí sonriendo:
-       No tienen nada que ver, Monty- ha dicho, señalando los libros que había dispuesto sobre la mesita del té.
-       ¿No te han gustado?- he preguntado. 
-        Sí, sí me han gustado,  los dos, pero cada uno por su lado. No tienen nada que ver uno con otro- ha añadido, sin soltar aún el libro de Yan Lianke- No entiendo porque los comentamos al tiempo-
-       Eso no es cierto- he contestado, sin animarme aún a preparar el té ante la falta de disposición dialogante de Sombra-   Los dos proceden de autoras de edad parecida, ambas de Europa Occidental…Las dos ilustran sus propios textos…-
-       Parecidos epidérmicos- ha concluido Sombra.  
-       Los dos libros están estructurados alrededor de un eje narrativo externo. “Soy una caja”, a partir de los textos de Lispector. “El Cuello de la Jirafa” a partir de las nociones básicas de un curso de biología evolutiva. Ambos textos se producen como un diálogo o un comentario de las narraciones que los transcurren…- 
-       ¿Y qué?- ha preguntado Sombra y ha añadido, elevando la voz:
-       Es mucho más lo que los separa. Escoge uno de ellos y dejemos el otro para la semana siguiente-
      Me ha visto dudar y se ha crecido. 
-        O hablemos de Yan Lianke- ha zanjado.
-       Te diré lo que haremos- le he contestado- No vamos hablar de ninguno de los tres libros. Hoy no hay té-
      No parecía importarle. Se ha levantado despacio sin perder la sonrisa:
-        En todo caso el té últimamente te sale demasiado aromático. Rebuscado. Cargado. Una inhalación vale por dos tazas-

-        A otros siempre les salió insípido- le he contestado sin pensarlo, mirándole salir por donde había venido. 

domingo, 1 de noviembre de 2015

¡HÁGASE LA LUZ! (II)


Ya en casa he vuelto sobre esta noción del ojo como cámara oscura. Me parece que hay aspectos de "Aquiescencia", la novela de Víctor Sombra Macarrón, que conectan con el análisis de Placencia, y que eran estos los que Sombra quería subrayar, aunque de forma lamentablemente exaltada, tras la visita a la exposición "Camera Obscura Museum". Prefiero examinar estas cuestiones por mi cuenta. No quería hablar con Sombra Macarrón de su novela, ya que esta ha sido, desde su publicación en 2012, un tema de contención entre ambos. No tanto por la novela en sí, sino por la forma descarada en que Sombra utiliza a mi quería tía, Isabelle de Montbrulant, como personaje de su trama...

En todo caso, un pasaje de "Aquiescencia" examina la distancia con que el espectador percibe una representación en función del medio y la forma en que le llega: teatro, títeres, cine, televisión, animación, Internet. A mayor intervención tecnológica, mayor sensación de cercanía y control por parte del espectador, y mayor dificultad para establecer una distancia crítica.  Por distancia entiendo la posibilidad de percibir una representación como tal, desdoblada del objeto representado: la presencia innegable del actor sobre las tablas o de los hilos que mueven al títere. Una distancia que reducen los medios audiovisuales y más aún aquellos que en el entorno digital, a cambio de ceder al usuario (1) el control de la representación condicionan su toma de decisiones. Lo que subraya Placencia, siguiendo la estela de Hockney, es que esta intervención tecnológica no es nueva, como atestiguan ejemplos que se remontan al primer Renacimiento. Esto es importante porque permitiría  determinar, bajo los rasgos diferentes de los distintos medios, un incremento gradual de la intervención técnica, encaminada a hacerla al tiempo menos visible y más eficaz en la supresión de la distancia crítica. La senda del trampantojo, que nos llevaba en el siglo XV  a querer tomar una escalera pintada en la pared, sigue allí, potenciada en el entorno digital.  

 De alguna manera esto desarma los discursos que consideran a Internet y la realidad virtual como fenómenos completamente inéditos y sin parangón, pero de otro subraya su conexión con una tendencia histórica, anclada en nuestra cultura, por la que un lenguaje crecientemente "objetivo" - ya sea visual o textual- achica el espacio de la crítica de la forma más aséptica e inadvertida.  El planteamiento gana todos los debates y la perspectiva todas las imágenes.

En segundo lugar, al subrayar que el ojo es una cámara oscura, se llama la atención sobre los procesos de recepción de las imágenes y su similitud con el modo en que son generadas, algo también presente en "Aquiescencia", por ejemplo al describir al espectador del cine:

"La altura y el ángulo para desplegar la mirada, el modo de cruzar brazos y piernas como otros tantos parapetos de la observación, la cabeza echada atrás, ligeramente ladeada y hundida, revelan una contemplación compuesta. Abro los ojos como se levanta una persiana...".

La construcción de la mirada es paralela a la de la imagen. De ahí hay un paso para preguntarse quién mira a quién.  Y para pensar que, más allá del encuentro de la mirada del creador con la del espectador, hay otras miradas que se encuentran.

"...La casa no está encendida porque una mirada vigile sino porque aguarda. Ya llegan las imágenes a recorrer sus estancias. En algunos pasajes de Benjamin ya está la duda de quién mira a quién. Hay indicios de la percepción del cine como inmenso campo de experimentación de las actitudes sociales, sala de observación del aparato productivo. Las masas pasadas por las armas de la Imagen, sometidas a un escrutinio que modela la mirada en función de la perspectiva del Capital o del Estado..."

Los programas de televisión, películas y páginas en Red modelan nuestra conducta y consumo, sirven para ensayar productos y tendencias, perfeccionarlos conforme  a la reacción del público para ponerlos de nuevo en circulación. Ver es sólo la mitad de la historia, ya que vamos al cine (o visitamos ciertas páginas, o vemos ciertas series o programas) para ser socialmente visibles en cuanto dotados de un discurso relevante, recibir con las imágenes la sanción social que nos conecta y justifica.

La reflexión de Placencia y su praxis pictórica ofrecen pistas fundamentales para acercarnos a la manipulación de la imagen y la mirada, a los distintos encuentros que propician y el marco histórico en que se producen.

Buenas noticias: la exposición "Camera Obscura Museum" se prorroga hasta el sábado 7 de noviembre, día en que Jesus Placencia ofrecerá una visita guiada a todos aquellos que se acerquen por la librería Enclave de Libros a las 12 h.

Un enlace a "Aquiescencia": http://www.megustaleer.com/libros/aquiescencia/CT51075

(1) Una serie de usuarios al tiempo aislados y unívocos configuran el último avatar del público.

sábado, 31 de octubre de 2015

¡HÁGASE LA LUZ! (I)

Según Magritte (I) Jesús Placencia. Reproducida con permiso del autor.
La postal que figura arriba - en realidad la foto que acabo de tomar de la postal- reproduce un cuadro de la exposición "Camera Obscura Museum", que el pintor y arquitecto Jesús Placencia presenta  en la Librería Asociación Enclave de Libros de Madrid:  http://enclavedelibros.blogspot.ch/
La trayectoria de esta imagen es larga y compleja. Para componer el cuadro, Placencia dispuso los tres cuencos ante una cámara oscura y fotografió la imagen proyectada en ella, pintando luego sobre la superficie de la fotografía. Tal y como él mismo explica en el catálogo, la cámara oscura, cuyo fundamento rige también la fotografía y el cine, consiste en "permitir la entrada de un haz de luz por un pequeño orificio, a modo de cono invertido, en un espacio previamente oscurecido. Como cada punto más o menos iluminado del exterior actúa como emisor de luz - y color-, cada uno de los rayos provenientes de los objetos en el exterior de la cámara entrará en ella por el pequeño orificio, vértice del cono, y se proyectará en una superficie, normalmente plana, que coloquemos en su interior"

En la imagen de arriba los tres cuencos que aparecen en primer plano son el resultado de fotografiar la imagen proyectada por la cámara oscura mientras que los que aparecen enmarcados encima, de menor tamaño, han sido pintados por Jesús Placencia.

Placencia toma como punto de partida la radical propuesta del artista inglés David Hockney en su libro "El Conocimiento Secreto",  conforme al cual, desde mediados del siglo XV hasta la aparición de la fotografía y el surgimiento del impresionismo, los pintores habrían utilizado de forma generalizada la cámara oscura para ejecutar sus obras. Hockney incluye en su libro cuadros de Caravaggio, Velazquez y Vermeer, entre otros, como ejemplo. Pintores que siempre imaginamos reproduciendo la realidad directamente del natural, salvando sin red el vacío que los separaba de sus modelos, se servían al parecer de lentes para proyectar imágenes sobre el lienzo, que luego calcaban y coloreaban.  El naturalismo se alcanzaba por tanto de modo indirecto, a través de una intermediación técnica, y esto hace que sus agentes pierdan algo del aura de Titanes del músculo ocular, guiados en el vacío por las musas y la inspiración, para suplir estas con apoyo de la Ciencia.

Sobre esta base Placencia, que está tan interesado en la reflexión teórica como en la praxis pictórica, propone una serie de juegos analíticos en sus cuadros, pintando las fotografías que capturan la luz reflejada en la cámara oscura para fotografiar de nuevo el resultado,  ensayando distintas alteraciones a las escenografías clásicas, cambiando la posición de la lente o curvando la pantalla para modificar la imagen proyectada, como en su lograda serie de anamorfosis, estableciendo distintos marcos de contemplación y desbaratando de distintos modos las fronteras entre imagen y espectador, hasta hacernos ver poco a poco que el propio ojo es una cámara oscura.

Víctor Sombra Macarrón, que me acompañaba en la exposición, estaba especialmente entusiasmado con esa idea:

-El ojo es una cámara oscura- no paraba de repetir Sombra- ¡Qué mejor punto de partida para reflexionar sobre la construcción de la mirada como reflejo interesado de la realidad!.... -

Yo quería preguntarle al autor si habría una segunda visita guiada, para recomendarla en estas páginas, pero no había forma. Sombra salía de la sala, seguía hablando exaltado:

- El naturalismo, lo mismo que la objetividad tan preciada por Occidente, es el resultado de presentar una realidad a medida, compuesta, escenificada... Para empezar es siempre una realidad ordenada: o bien se colocan los objetos para ser reproducidos o se escoge una determinada porción de la realidad, dejando de lado el resto. Se fija el marco y la luz, se determina la lente y la pantalla sobre la que se proyecta la imagen-

-¿Prefieres tomar el metro o el autobus? - he preguntado, pero Sombra no ha respondido:

- Ya decía Benjamín que sólo hay un punto en el estudio cinematográfico en que la cámara puede enfocar la escena sin descubrir todo el aparato tecnológico que la rodea...Ese punto es el que ocupa la cámara y llenará la pantalla. Lo que allí brota ingenuo, incuestionable, es estrictamente lo que se quiere que veamos... La imagen está pergeñada, compuesta, pero lo estará también la mirada que la contemplará más tarde. Hay siempre un encuentro de miradas... La pregunta es quién mira a quién y cómo-

- Vamos andando- he zanjado,  cambiado de tema, acelerando el paso.

Lo que Sombra decía me sonaba cada vez más, pero prefería llegar a casa y examinarlo por mi cuenta.

jueves, 8 de octubre de 2015

EL COMITE EN GINEBRA

La presentación en la librería Albatros de Ginebra de la novela de Belén Gopegui " El Comité de la Noche" resultó especialmente luminosa. Raúl Pessina, fiel a su estilo analítico y dialogante, fue identificando distintas facetas del texto que en la conversación con Gopegui quedaban perfiladas, desplegadas ante el público y devueltas de nuevo al mismo. La estructura de la novela, los distintos personajes y las relaciones entre ellos, el uso de distintos puntos de vista,  el empleo de los géneros, fueron sometidos a este tratamiento dialógico. No fue sin embargo una conversación centrada sólo en las técnicas y estrategias narrativas, sino que se habló de estas en conexión con muchas otras cosas. La venta de sangre y sus vínculos con otros tipos de comercio, más o menos cercanos - de órganos, de cuerpos, de fuerza de trabajo-. El surgimiento de la vocación literaria, de Salgari y Proust. De como el anuncio del que se ofrece para cobrar deudas, leído al revés, define a un personaje que ayuda a no pagarlas. Un personaje que es a la vez uno más y único.

Quedaron muchos temas en el tintero pero la  conversación entre Pessina y Gopegui puso en evidencia el sofisticado andamiaje de la novela y su vigoroso entronque con la narrativa global que nos lleva. Curiosamente la noche anterior me había llegado un reflejo de esa falta de ensimismamiento. Al bajar por la calle Voltaire me encontré con un grupo variopinto de personas que charlaban a la salida de la librería Fahrenheit 451.  Distinguí a la escritora hablando con Pierre Wyrsch, librero de bagaje punk que desempeña su oficio ante un impresionante fondo bibliográfico de temática anarquista. Estaba también el poeta Pedro Tena. Varios participantes en el 15-M y otros que tomaron parte en la ocupación coetánea, pero menos duradera, del Parque Bastión en Ginebra. La traductora Mercedes Mendoza, a la que todos felicitaban por su interpretación de un debate recién concluido. Llevaba mucha prisa y no pude averiguar de que se trataba exactamente. Sin embargo, por lo que pude oír mientras me paraba a saludar a un amigo estalinista que a su vez charlaba con un viejo militante cenetista, radicado en Lausana, supe que en Fahrenheit se habían intercambiado experiencias sobre distintos movimientos de protesta y rebelión más o menos recientes, desde el 15-M y sus derivaciones en Podemos al YoSoy 132 mejicano, y algo oí también de la revolución Rohova y lo que está sucediendo en el Kurdistán sirio... En fin, era de noche, pero la acera siguió un buen rato iluminada.     

miércoles, 23 de septiembre de 2015

LA PELI

vendría a ser la traducción del título de  la obra de Annie Baker, "The Flick", galardonada con el premio Pulitzer en 2014. Tres horas de duración con un mismo escenario, la sala de un viejo cine de barrio, y tres jóvenes personajes -dos limpiadores y la proyeccionista de sala- que conversan entre sí mientras cumplen sus tareas.

La duración de la obra, extraordinaria en un tiempo de narrativas breves o seriales,  acerca el tiempo narrado al vivido, pone el foco de atención, no en la evolución de los personajes, sino en su aprehensión global en un momento determinado de su trayectoria. Se trata de captar en el ancho tiempo de la representación cada gesto característico, cada modismo del habla, cada punto de vista en todo su detalle. El personaje aparece concentrado en el tiempo y no desplegado en él.

La sala en cuestión, cuyo aspecto ruinoso se corresponde con una explotación claramente deficitaria, está abocada a convertirse en una insípida sala digital, y esa batalla entre formatos y tecnologías, la seductora aura de la derrota de lo analógico y la implacable arrogancia digital, operan como una cortina de humo, una pantalla, del verdadero tema, y al tiempo como una de las dialécticas que lo hacen emerger en la conversación de los protagonistas. Porque se trata al fin y al cabo, con una clarividencia y sencillez aterradoras, de cómo la cultura, pero también la religión, la raza y otras afirmaciones identitarias, se utilizan como otras tantas pantallas para ocultar las diferencias de clase. Esa peli que nos pasan sin cesar, analógica o digital, en color o blanco y negro, traba de manera multiforme, una y otra vez, las opciones de verdadera transformación social.

"La Peli" se  representa, dirigida por Sam Gold, en el "Barrow Street Theater" de Greenwich Village. Hay otra obra de Annie Baker y Sam Gold estos días en Nueva York: http://www.newyorker.com/culture/sarah-larson/the-funny-empathetic-genius-of-annie-baker
¿Para cuándo "la Peli" en español, seguida de una crítica de Marcos Ordóñez?  

domingo, 13 de septiembre de 2015

EL MUNDO ES UN CORREDOR COMPLACIENTE EN MANOS DE UN YONQUI TECNOLÓGICO

A PROPOSITO DE "CANJE" DE VICTOR SOMBRA MACARRÓN 
Urbano Pérez Sánchez 

Me es inevitable comenzar por el origen. El génesis: en minúscula como “principio” de la relación entre el novelista de origen salmantino Víctor Sombra y yo; y en mayúscula (Génesis) como primer libro del Antiguo Testamento. Nunca hemos reconstruido juntos ese principio. Mi teoría es que todo comenzó con un “Me gusta” que puse en la página de la editorial Caballo de Troya cuando vi por primera vez la magnífica portada de Canje... De cualquier manera, nuestra relación empezó a través de Facebook. Así, el  pasado 5 de junio Víctor aterrizaba en Udine (Italia), donde Virginia y yo dábamos clase, para compartir una jornada con el Club de lectura en español de la Università delle LiberEtà.

Días después de la visita de Víctor, Virginia, autora del cartel, y yo fuimos a ver un famoso fresco de Tiepolo en el Palacio Arzobispal de la ciudad, titulado Raquel escondiendo los ídolos domésticos, en el que el pintor recrea el episodio 31:17 del Génesis con mayúscula. En él aparece Raquel, esposa de Jacob, ante su padre Labán. Está sentada sobre la albarda de un camello debajo de la cual oculta las figuras que ella misma ha robado a su padre. Jacob, por su parte, no está al tanto del hurto y cree que la persecución del padre se debe al hecho de que se marchó con sus hijas sin su consentimiento.
En algún punto del verano se me ocurrió esta disparatada analogía: el novelista en general y Víctor Sombra en particular como el personaje de Labán y la novela en general -esa hija del escritor- y el Sistema en particular (instituciones, clase política, poderes económicos, etc.) como la Raquel que esconde bajo una enorme albarda los ídolos cotidianos.
1
¿Cómo presentar una obra sin destriparla demasiado? Y lo que es todavía más complicado, ¿cómo transmitir a los asistentes que su lectura, sin duda, merece mucho la pena?
A propósito de las obras de género, en este caso de detectives y espías, en disciplinas diferentes, ya sea narrativa, cine o series, hablaré dentro de unos instantes. Antes me gustaría detenerme en el tema de Canje. En Udine, Víctor compartió con los miembros del Club y conmigo un texto que tituló La Carta de Lavrentiev donde, sin perder de vista el asunto de la escritura, abordaba una serie cuestiones relacionadas con la ciencia e internet: sus desafíos y posibilidades y lo que condiciona el rumbo de dicho desarrollo, esto es, quién ostenta el poder sobre estas parcelas de la realidad. Estos van a ser asuntos muy presentes en la novela. Como es normal, la faceta profesional de Sombra, que trabaja en Naciones Unidas, alimenta o contamina su narrativa. Mas su efecto es visible más allá de unas cuantas líneas temáticas o argumentales.

¿Cuál es el Tema, el gran Tema con mayúscula, de Canje?  En mi opinión, Canje es una novela sobre el movimiento, más concretamente sobre el movimiento de traslación (R.A.E.: movimiento de los cuerpos que siguen curvas de gran radio con relación a sus propias dimensiones): traslación, en este sentido, entre sus personajes (Fatima y Nuno, Eduardo, Durry, Michel y Guiramonde, Gao Yin), traslación entre hechos y periodos claves del siglo XX (el 68, la Revolución de los Claveles, la Caída del Muro de Berlín, las distintas fases del Comunismo) y, por último, traslación entre las fuerzas que luchan, a menudo de manera encubierta, por el control de mundo. El amplio radio que describen todos los elementos puestos en órbita por Víctor determina otra de las singularidades de este libro: la lentitud. Sé que este es un concepto bastante denostado, más todavía -al menos en territorio patrio- si se asocia con literatura (algo diferente sucede en narrativas como la argentina). Parte de la narrativa española contemporánea: o sufre un exceso de punto de vista de cámara de cine o, por el contrario, se enreda en un barroquismo (un espesor lingüístico y de pensamiento) que a mí personalmente me parece poco efectivo. El concepto de lentitud que opera en Canje tiene que ver con su desarrollo pausado de los acontecimientos (no con torpezas). Sabemos que la Tierra gira alrededor del sol y sobre sí misma pero no percibimos ninguno de esos movimientos. Con el avance de esta historia pasa algo parecido. Es más, da la impresión de que esta hubiera sido registrada desde un satélite en órbita.


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Me gustaría hacer un apunte a propósito del catálogo de la editorial Caballo de Troya en la que se han publicado los trabajos de Víctor. Me consta que, para muchas personas de mi generación, el trabajo de este sello pequeño ha sido fundamental: como espacio donde tenían cabida propuestas literarias más singulares y/o minoritarias. Caballo de Troya surge en 2004 con el objetivo de acoger voces y propuestas nuevas (renovadoras). ¿Dónde quiero llegar al recordar esto que muchos de ustedes sabrán? Con los datos que acabo de referir, alguien que no conozca su catálogo pensará que probablemente se trata de una editorial que solamente acoge “narrativa experimental”. Nada más lejos. Retomo en este punto la idea de obra de género (thriller político) a la que hacía referencia hace unos minutos. Por un lado, me llama la atención el hecho de que tal vez este concepto de obra, a pesar de su gran calidad en muchos casos, es mirado con recelo, o dicho de otro modo, en algunos círculos uno no es muy enrollado si opta por escribir una novela o rodar una película de género.  Y, sin embargo, a mí me parece necesario que existan producciones de este tipo a la altura de otros trabajos similares que se vienen realizando en otros países. Tengo en mente sobre todo el ámbito anglosajón. Volveré sobre esto más adelante. Este hecho, en mi opinión, hace si cabe más interesante la inclusión de Canje al lado de títulos como Opendoor, Unas vacaciones baratas en las miserias de los demás o Una belleza vulgar, por mencionar solo algunos, cuyos referentes inmediatos para el lector pueden resultar menos claros, más difíciles de rastrear. Tenemos la fortuna de contar con la presencia de Constantino Bértolo, director del sello hasta hace unos meses, lo cual nos permitirá conocer un poco mejor su visión de la cuestión, que nos hable del mensaje del editor y del papel que la obra de Víctor ocupa dentro del conjunto (Solo quiero añadir un último matiz: Canje no es la única novela -para entendernos- de “formula” que encontraremos en Caballo de Troya. Hay otras, por ejemplo la obra Dejen todo en mis manos de Mario Levrero o Historia de un ladrón de Mercedes Álvarez. Pero si nos fijamos ambos, curiosamente, son autores latinoamericanos).


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Quiero ir terminando. Recientemente, he visto de nuevo dos películas que me han ayudado a pensar en Canje. Se trata de La cortina rasgada de A. Hitchcock y Frenético de Roman Polanski. Ambas ejemplificarían un tipo de producción que, sin descuidar el rigor y la exigencia, cumplen un objetivo primordial: el de entretener. Además, plantean sendas historias de carácter personal (una relación de pareja), imbricadas en una trama mayor, de carácter geopolítico. Hay espías, lucha de poderes, camaradería, tráfico de información,… Canje comparte todos esos elementos.
En TeleShakespeare, volumen de ensayos dedicados al fenómeno reciente de las series americanas publicado por errata naturae, Jorge Carrión plantea que esta última hornada de series -muchas de gran calidad y con la política americana como eje central- representa el último intento de los EEUU por seguir siendo el centro de la geopolítica mundial. A diferencia de lo que ocurre en las películas que acabo de mencionar (así como en tantas otras novelas y películas del Siglo XX), donde los Estados Unidos aparecen, de un modo u otro, como líderes del mundo, en Canje encontramos la imagen de un realidad global sumamente compleja, donde no sólo intervienen gobiernos sino también grandes corporaciones, ONG´s, organismos internacionales, aparatos de limpieza…, que ha dejado atrás las viejas dicotomías (si no las ha dejado, al menos nos muestra sus ramificaciones) y en donde toman posiciones, es decir, protagonismo, potencias emergentes como China o India.  
Creo sinceramente que la mezcla de entretenimiento y visión lúcida del presente de este libro (lo que podíamos llamar la formula de Canje) no les defraudará si me hacen caso y se acercan algún día a sus páginas.