domingo, 6 de noviembre de 2016

ALLÍ DOS HOMBRES JUNTOS SON LA MITAD DE UN HOMBRE

He quedado con Víctor Sombra, que acaba de llegar de viaje. Nos quejamos de las pocas ocasiones que brinda Ginebra para hablar de libros, edición y lecturas... Para animarnos nos proponemos un juego. Diremos una sola frase de cada lectura reciente, y la dejaremos aquí, sin señalar quién de los dos la propone: 

"A  la vista" de Sada. En esta novela de apenas doscientas páginas se encuentran ejemplos relevantes de cómo bajo el capitalismo el empoderamiento de unos se produce en detrimento de otros, lo que resulta en la dificultad de construir una narración de la vida que merezca la pena para unos y otros, aunque sí se den muchos cantos para unos u otros.

"El fin del Homo Soviéticus" de Aleixievich. La única explicación a que, en su lectura más mediática, esta novela se presente como un relato anti-comunista es que haya dos obras con el mismo título de dos personas con el mismo nombre, pero seguimos buscando.

"La chica del tambor" de Le Carré, recomendación de unos buenos amigos, vislumbra de forma tan nítida la cuestión israelo - palestina que es fácil olvidar  que lo hace desde la distancia de los treinta y pico años pasados desde su escritura. 

El asombro por el contraste entre la cercanía del análisis y la distancia de la escritura, alcanza a otra obra de los ochenta sobre el mismo tema, "Mi amigo, el enemigo" de Uri Avneri, carente de la riqueza argumental y analítica de Le Carré, suplidas, solo parcialmente, por una mirada que precede al conflicto, que lo ve llegar, expandirse y ramificarse sin moverse del sitio, como corresponde a un viejo sionista nacido en la República de Weimar y emigrado en los años 30 a Palestina.  

" La vida entera" de David Grossman es una gran novela pequeña, o sea, que su pequeñez, la certeza de que los personajes, que quieren andar sin ataduras, acaban por recorrer un territorio acotado, dan vueltas y más vueltas por una especie de parque temático de Galilea, constituye la grandeza del texto. 

"Un mundo común" de Marina Garcés: "Se nos ofrece entonces (el mundo)  como un campo de dimensión variable, de límites inestables, sin naturaleza propia, en el que hechos y presencias, cuerpos y palabras, materias y significados son vistos desde su potencial inacabamiento.  

"El árabe del futuro" Riad Satouf. Uno recorre los dos o tres tomos, he perdido la cuenta, de bellos dibujos e interesantes escenas deseando que el niño por fin se haga mayor.  

"Sobre Héroes y Tumbas" de Ernesto Sábato. "Porque la memoria es lo que resiste al tiempo y a sus poderes de destrucción, y es algo así como la forma que la eternidad puede asumir en ese incesante transito"

En "El amo bueno" de Damián Tabarovsky el autor se sirve de tres perros para realizar conjeturas sobre los fantasmas, algunas muy interesantes, tanto que el lector acaba por desear menos ladridos y más fantasmas, aunque también es cierto que no es fácil determinar la secuencia exacta de ladridos que convoca al fantasma... 

“Yo Misma, supongo”, de Natalia Carrero incluye al final una larga lista de palabras, y he escogido una secuencia breve, añadiéndole en negrita las dos últimas, que caracterizan el texto bajo su envoltorio despreocupado y juguetón:

Ojo
Torbellino
Confusión
Confesión
Firmar
Afirmar
Pactar
Certero
Luminoso


“A veces parece que ralentizar la entropía es nuestro quijotesco propósito en esta vida”, señala James Gleick, citado por Sidharta Mukhanjee en un pasaje de “El Gen: una historia íntima”, que brinda una oportunidad inigualable para adentrarse en la mayor revolución científica de nuestros días.   


"Rondó para detener el tiempo" de Pedro Tena: "Allí cien hombres juntos son la centésima parte de un hombre". 

Hemos quedado en proseguir el juego. Ya tengo "Cartas desde la revolución bolchevique" de Jacques Sadoul, edición y traducción de Constantino e Inés Bértolo, y "En el mundo interior del Capital" de Sloterdijk. Y estoy pendiente de conseguir en la librería del barrio, Albatros, "Los últimos días de Adelaida Garcia Morales" de Elvira Navarro.  




ALLÍ DOS HOMBRES JUNTOS SON LA MITAD DE UN HOMBRE

He quedado con Víctor Sombra, que acababa de llegar de Madrid y se quejaba de las pocas ocasiones que tenía en Ginebra para hablar de libros, edición y lecturas... Para animarle le he propuesto un juego. Diremos una sola frase de cada lectura reciente, y la dejaremos aquí, sin señalar quién de los dos la propone: 

"A  la vista" de Sada. En esta novela de apenas doscientas páginas se encuentran ejemplos relevantes de cómo bajo el capitalismo el empoderamiento de unos se produce en detrimento de otros, lo que resulta en la dificultad de construir una narración de la vida que merezca la pena para unos y otros, aunque sí se den muchos cantos para unos u otros.

"El fin del Homo Soviéticus" de Aleixievich. La única explicación a que, en su lectura más mediática, esta novela se presente como un relato anti-comunista es que haya dos obras con el mismo título de dos personas con el mismo nombre, pero seguimos buscando.

"La chica del tambor" de Le Carré, recomendación de unos buenos amigos, vislumbra de forma tan nítida la cuestión israelo - palestina que es fácil olvidar  que lo hace desde la distancia de los treinta y pico años pasados desde su escritura. 

El asombro por el contraste entre la cercanía del análisis y la distancia de la escritura, alcanza a otra obra de los ochenta sobre el mismo tema, "Mi amigo, el enemigo" de Uri Avneri, carente de la riqueza argumental y analítica de Le Carré, suplidas, solo parcialmente, por una mirada que precede al conflicto, que lo ve llegar, expandirse y ramificarse sin moverse del sitio, como corresponde a un viejo sionista nacido en la República de Weimar y emigrado en los años 30 a Palestina.  

" La vida entera" de David Grossman es una gran novela pequeña, o sea, que su pequeñez, la certeza de que los personajes, que quieren andar sin ataduras, acaban por recorrer un territorio acotado, dan vueltas y más vueltas por una especie de parque temático de Galilea, constituye la grandeza del texto. 

Una amiga malhablada dice que "Un mundo común" de Marina Garcés, que se presenta  a menudo como la bandera filosófica del 15-M, es como un  calentón, pero añade que algo de eso hay también en el 15-M y que, en todo caso,  a veces un calentón puede superar a un polvo.  

"El árabe del futuro" Riad Satouf. Uno recorre los dos o tres tomos, he perdido la cuenta, de bellos dibujos e interesantes escenas deseando que el niño por fin se haga mayor.  

"Sobre Héroes y Tumbas" de Ernesto Sábato. "Porque la memoria es lo que resiste al tiempo y a sus poderes de destrucción, y es algo así como la forma que la eternidad puede asumir en ese incesante transito"

En "El amo bueno" de Damián Tabarovsky el autor se sirve de tres perros para realizar conjeturas sobre los fantasmas, algunas muy interesantes, tanto que el lector acaba por desear menos ladridos y más fantasmas, aunque también es cierto que no es fácil determinar la secuencia exacta de ladridos que convoca al fantasma... 

“Yo Misma, supongo”, de Natalia Carrero incluye al final una larga lista de palabras, y he escogido una secuencia breve, añadiéndole en negrita las dos últimas, que caracterizan el texto bajo su envoltorio despreocupado y juguetón:

Ojo
Torbellino
Confusión
Confesión
Firmar
Afirmar
Pactar
Certero
Luminoso


“A veces parece que ralentizar la entropía es nuestro quijotesco propósito en esta vida”, señala James Gleick, citado por Sidharta Mukhanjee en un pasaje de “El Gen: una historia íntima”, que brinda una oportunidad inigualable para adentrarse en la mayor revolución científica de nuestros días.   


"Rondó para detener el tiempo" de Pedro Tena: "Allí cien hombres juntos son la centésima parte de un hombre". 

Hemos quedado en proseguir el juego. Ya tengo "Cartas desde la revolución bolchevique" de Jacques Sadoul, edición y traducción de Constantino e Inés Bértolo, y  "En el mundo interior del Capital" de Sloterdijk. Y estoy pendiente de conseguir en la librería del barrio, Albatros, "Los últimos días de Adelaida Garcia Morales" de Elvira Navarro.  


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