miércoles, 23 de septiembre de 2015

LA PELI

vendría a ser la traducción del título de  la obra de Annie Baker, "The Flick", galardonada con el premio Pulitzer en 2014. Tres horas de duración con un mismo escenario, la sala de un viejo cine de barrio, y tres jóvenes personajes -dos limpiadores y la proyeccionista de sala- que conversan entre sí mientras cumplen sus tareas.

La duración de la obra, extraordinaria en un tiempo de narrativas breves o seriales,  acerca el tiempo narrado al vivido, pone el foco de atención, no en la evolución de los personajes, sino en su aprehensión global en un momento determinado de su trayectoria. Se trata de captar en el ancho tiempo de la representación cada gesto característico, cada modismo del habla, cada punto de vista en todo su detalle. El personaje aparece concentrado en el tiempo y no desplegado en él.

La sala en cuestión, cuyo aspecto ruinoso se corresponde con una explotación claramente deficitaria, está abocada a convertirse en una insípida sala digital, y esa batalla entre formatos y tecnologías, la seductora aura de la derrota de lo analógico y la implacable arrogancia digital, operan como una cortina de humo, una pantalla, del verdadero tema, y al tiempo como una de las dialécticas que lo hacen emerger en la conversación de los protagonistas. Porque se trata al fin y al cabo, con una clarividencia y sencillez aterradoras, de cómo la cultura, pero también la religión, la raza y otras afirmaciones identitarias, se utilizan como otras tantas pantallas para ocultar las diferencias de clase. Esa peli que nos pasan sin cesar, analógica o digital, en color o blanco y negro, traba de manera multiforme, una y otra vez, las opciones de verdadera transformación social.

"La Peli" se  representa, dirigida por Sam Gold, en el "Barrow Street Theater" de Greenwich Village. Hay otra obra de Annie Baker y Sam Gold estos días en Nueva York: http://www.newyorker.com/culture/sarah-larson/the-funny-empathetic-genius-of-annie-baker
¿Para cuándo "la Peli" en español, seguida de una crítica de Marcos Ordóñez?  

domingo, 13 de septiembre de 2015

EL MUNDO ES UN CORREDOR COMPLACIENTE EN MANOS DE UN YONQUI TECNOLÓGICO

A PROPOSITO DE "CANJE" DE VICTOR SOMBRA MACARRÓN 
Urbano Pérez Sánchez 

Me es inevitable comenzar por el origen. El génesis: en minúscula como “principio” de la relación entre el novelista de origen salmantino Víctor Sombra y yo; y en mayúscula (Génesis) como primer libro del Antiguo Testamento. Nunca hemos reconstruido juntos ese principio. Mi teoría es que todo comenzó con un “Me gusta” que puse en la página de la editorial Caballo de Troya cuando vi por primera vez la magnífica portada de Canje... De cualquier manera, nuestra relación empezó a través de Facebook. Así, el  pasado 5 de junio Víctor aterrizaba en Udine (Italia), donde Virginia y yo dábamos clase, para compartir una jornada con el Club de lectura en español de la Università delle LiberEtà.

Días después de la visita de Víctor, Virginia, autora del cartel, y yo fuimos a ver un famoso fresco de Tiepolo en el Palacio Arzobispal de la ciudad, titulado Raquel escondiendo los ídolos domésticos, en el que el pintor recrea el episodio 31:17 del Génesis con mayúscula. En él aparece Raquel, esposa de Jacob, ante su padre Labán. Está sentada sobre la albarda de un camello debajo de la cual oculta las figuras que ella misma ha robado a su padre. Jacob, por su parte, no está al tanto del hurto y cree que la persecución del padre se debe al hecho de que se marchó con sus hijas sin su consentimiento.
En algún punto del verano se me ocurrió esta disparatada analogía: el novelista en general y Víctor Sombra en particular como el personaje de Labán y la novela en general -esa hija del escritor- y el Sistema en particular (instituciones, clase política, poderes económicos, etc.) como la Raquel que esconde bajo una enorme albarda los ídolos cotidianos.
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¿Cómo presentar una obra sin destriparla demasiado? Y lo que es todavía más complicado, ¿cómo transmitir a los asistentes que su lectura, sin duda, merece mucho la pena?
A propósito de las obras de género, en este caso de detectives y espías, en disciplinas diferentes, ya sea narrativa, cine o series, hablaré dentro de unos instantes. Antes me gustaría detenerme en el tema de Canje. En Udine, Víctor compartió con los miembros del Club y conmigo un texto que tituló La Carta de Lavrentiev donde, sin perder de vista el asunto de la escritura, abordaba una serie cuestiones relacionadas con la ciencia e internet: sus desafíos y posibilidades y lo que condiciona el rumbo de dicho desarrollo, esto es, quién ostenta el poder sobre estas parcelas de la realidad. Estos van a ser asuntos muy presentes en la novela. Como es normal, la faceta profesional de Sombra, que trabaja en Naciones Unidas, alimenta o contamina su narrativa. Mas su efecto es visible más allá de unas cuantas líneas temáticas o argumentales.

¿Cuál es el Tema, el gran Tema con mayúscula, de Canje?  En mi opinión, Canje es una novela sobre el movimiento, más concretamente sobre el movimiento de traslación (R.A.E.: movimiento de los cuerpos que siguen curvas de gran radio con relación a sus propias dimensiones): traslación, en este sentido, entre sus personajes (Fatima y Nuno, Eduardo, Durry, Michel y Guiramonde, Gao Yin), traslación entre hechos y periodos claves del siglo XX (el 68, la Revolución de los Claveles, la Caída del Muro de Berlín, las distintas fases del Comunismo) y, por último, traslación entre las fuerzas que luchan, a menudo de manera encubierta, por el control de mundo. El amplio radio que describen todos los elementos puestos en órbita por Víctor determina otra de las singularidades de este libro: la lentitud. Sé que este es un concepto bastante denostado, más todavía -al menos en territorio patrio- si se asocia con literatura (algo diferente sucede en narrativas como la argentina). Parte de la narrativa española contemporánea: o sufre un exceso de punto de vista de cámara de cine o, por el contrario, se enreda en un barroquismo (un espesor lingüístico y de pensamiento) que a mí personalmente me parece poco efectivo. El concepto de lentitud que opera en Canje tiene que ver con su desarrollo pausado de los acontecimientos (no con torpezas). Sabemos que la Tierra gira alrededor del sol y sobre sí misma pero no percibimos ninguno de esos movimientos. Con el avance de esta historia pasa algo parecido. Es más, da la impresión de que esta hubiera sido registrada desde un satélite en órbita.


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Me gustaría hacer un apunte a propósito del catálogo de la editorial Caballo de Troya en la que se han publicado los trabajos de Víctor. Me consta que, para muchas personas de mi generación, el trabajo de este sello pequeño ha sido fundamental: como espacio donde tenían cabida propuestas literarias más singulares y/o minoritarias. Caballo de Troya surge en 2004 con el objetivo de acoger voces y propuestas nuevas (renovadoras). ¿Dónde quiero llegar al recordar esto que muchos de ustedes sabrán? Con los datos que acabo de referir, alguien que no conozca su catálogo pensará que probablemente se trata de una editorial que solamente acoge “narrativa experimental”. Nada más lejos. Retomo en este punto la idea de obra de género (thriller político) a la que hacía referencia hace unos minutos. Por un lado, me llama la atención el hecho de que tal vez este concepto de obra, a pesar de su gran calidad en muchos casos, es mirado con recelo, o dicho de otro modo, en algunos círculos uno no es muy enrollado si opta por escribir una novela o rodar una película de género.  Y, sin embargo, a mí me parece necesario que existan producciones de este tipo a la altura de otros trabajos similares que se vienen realizando en otros países. Tengo en mente sobre todo el ámbito anglosajón. Volveré sobre esto más adelante. Este hecho, en mi opinión, hace si cabe más interesante la inclusión de Canje al lado de títulos como Opendoor, Unas vacaciones baratas en las miserias de los demás o Una belleza vulgar, por mencionar solo algunos, cuyos referentes inmediatos para el lector pueden resultar menos claros, más difíciles de rastrear. Tenemos la fortuna de contar con la presencia de Constantino Bértolo, director del sello hasta hace unos meses, lo cual nos permitirá conocer un poco mejor su visión de la cuestión, que nos hable del mensaje del editor y del papel que la obra de Víctor ocupa dentro del conjunto (Solo quiero añadir un último matiz: Canje no es la única novela -para entendernos- de “formula” que encontraremos en Caballo de Troya. Hay otras, por ejemplo la obra Dejen todo en mis manos de Mario Levrero o Historia de un ladrón de Mercedes Álvarez. Pero si nos fijamos ambos, curiosamente, son autores latinoamericanos).


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Quiero ir terminando. Recientemente, he visto de nuevo dos películas que me han ayudado a pensar en Canje. Se trata de La cortina rasgada de A. Hitchcock y Frenético de Roman Polanski. Ambas ejemplificarían un tipo de producción que, sin descuidar el rigor y la exigencia, cumplen un objetivo primordial: el de entretener. Además, plantean sendas historias de carácter personal (una relación de pareja), imbricadas en una trama mayor, de carácter geopolítico. Hay espías, lucha de poderes, camaradería, tráfico de información,… Canje comparte todos esos elementos.
En TeleShakespeare, volumen de ensayos dedicados al fenómeno reciente de las series americanas publicado por errata naturae, Jorge Carrión plantea que esta última hornada de series -muchas de gran calidad y con la política americana como eje central- representa el último intento de los EEUU por seguir siendo el centro de la geopolítica mundial. A diferencia de lo que ocurre en las películas que acabo de mencionar (así como en tantas otras novelas y películas del Siglo XX), donde los Estados Unidos aparecen, de un modo u otro, como líderes del mundo, en Canje encontramos la imagen de un realidad global sumamente compleja, donde no sólo intervienen gobiernos sino también grandes corporaciones, ONG´s, organismos internacionales, aparatos de limpieza…, que ha dejado atrás las viejas dicotomías (si no las ha dejado, al menos nos muestra sus ramificaciones) y en donde toman posiciones, es decir, protagonismo, potencias emergentes como China o India.  
Creo sinceramente que la mezcla de entretenimiento y visión lúcida del presente de este libro (lo que podíamos llamar la formula de Canje) no les defraudará si me hacen caso y se acercan algún día a sus páginas.


viernes, 11 de septiembre de 2015

ULTIMAS LECTURAS DEL VERANO

Víctor Sombra se ha presentado esta mañana en el "Bain des Paquis",  mi lugar preferido en Ginebra para desayunar en verano. He tratado de disimular mi contrariedad. Cada mañana el sol se asoma al espejo del lago con una cara diferente y me gusta verlo a solas, disfrutar de la presunción de que así descubro el humor del día. Sombra ha dicho que venía a tomarse un café conmigo porque no habíamos acabado de hablar de lecturas estivales, pero se callaba algo.

Le he preguntado qué estaba leyendo.

-"El Consumo de lo que Somos"- ha respondido- Su subtítulo es "Una muestra de poesía ecológica hispánica contemporánea". Y lo publica, Amargord, la misma editorial de Postergaciones ... Aridjis, Reichmann, Calderón, Galeano y Huenún-

Le he contado que el New Yorker había publicado hacía unos meses un texto sobre obras de ficción que trataban de ecología. Sólo recogía obras norteamericanas.

- ¿Qué más?- le he preguntado por ver si se decidía a hablar de lo que le traía por allí, pero no.

-  "La Verde Luz de las Estepas" de Reimann, traducido por Ibon Zuabiaur. Te lo he traído - ha contestado, añadiendo: - Y casi al tiempo  he acabado "La Negativa y Otras Distancias", de Gopegui... Me he entretenido en comparar sus puntos de vista. Reimann habla desde dentro del socialismo, y Gopegui desde fuera, aspirando a conseguirlo y para ello enfrentándose al régimen capitalista que nos habita. En apariencia la primera aportaría una visión positiva y la segunda negativa, y los títulos de cada uno de los libros lo confirmaría. Sin embargo, los textos desmienten esa visión simplista. Reimann, que relata un viaje oficial de intelectuales y cuadros de la RDA a la URSS, encuentra sutiles y eficaces vías para la crítica.  Gopegui narra la negativa, el desmesurado coste de sus gestos sencillos e inequívocos frente a la liviandad que disfruta el que no la practica, pero también nos habla de la cercanía entre quienes resisten. La potencia real que la voz de la intérprete en un concierto trae a cada cuerpo y que obliga a preguntarse "¿qué haremos con ella?". Esto es, qué construiremos juntos, a partir de lo que nos une...

-  Construir implica derribar y viceversa- he resumido, pero como Sombra se quedaba callado le he preguntado:

 -¿ A qué has venido?  A estas horas igual están preguntando por ti en el trabajo-  

- Quiero que publiques en tu blog una crítica de "Canje"- ha dicho.

- No es bueno que interfieras en la lectura del libro- le he contestado- Cada uno tiene su papel-

- Es un texto escrito el año pasado por Urbano Pérez Sánchez para la presentación de "Canje" en la Librería Hydria de Salamanca. Trata también de la ubicación de "Canje" en el catálogo de Caballo de Troya. Sólo aparece en las notas de la página de Facebook de la editorial y me gustaría que quedara emplazado en un sitio visible y más accesible. Los blogs sirven ese propósito mejor que Facebook-

No estaba de acuerdo, por varias razones, pero eran casi las diez de la mañana. Me molestaba verle mirando furtivamente el reloj, palpando el móvil en el bolsillo de la chaqueta. Por otro lado conocía los poemas de "Del Tiempo, los Cambios" de Urbano Pérez Sánchez, publicado por la Editora Regional de Extremadura.

- Mándame el texto- he zanjado- Si no lo ves mañana en el blog no lo publico-

Mientras Sombra se alejaba, despejando la visión del reflejo de la luz en el agua, he abierto al azar "La Verde Luz de las Estepas" y he encontrado en la página 198 una nota de Zubiaur que le encantaría a David García Aristegui:

Como en su viaje a Moscú el año anterior, B.R. aprovechaba para cobrar derechos de autor por las ediciones soviéticas de sus novelas, que de otro modo nunca le eran transferidas. En 1963 recibió ochocientos cincuenta rublos como honorario por la versión rusa de Ankunft im Alltag, el equivalente a siete meses de salario de un obrero especializado 

sábado, 5 de septiembre de 2015

CHINA TRADUCIDA Y POR TRADUCIR

Sombra Macarrón y yo hemos empezado a hacer recuento de lecturas, novelas y memorias que pasean su espejo por la historia reciente de China.  Al tiempo hemos tenido la fortuna de dar con una página extremadamente útil China Traducida y Por Traducir que justamente nos indica qué libros de la literatura china han sido traducidos al español, distinguiendo las traducciones directas de las indirectas y facilitando estupendas reseñas de libros y autores.

De Yu Hua hemos leído ¡Vivir! en la traducción de Suárez Girard (Seix Barral) y su inquietante primera novela  "Gritando en la Llovizna", sobre la vida de un niño en la China rural, en traducción al inglés de Barr (Anchor) al no encontrar traducción española.  "Nacido Rojo", subtitulada "Una Crónica de la Revolución Cultural" de Gao Yuan (Stanford) es la autobiografía de un guardia rojo, hijo de un cuadro de provincias del PCCh. Cubre el periodo entre 1966 y 1969, con algunas incursiones en la liberalización económica de fines de los 70 y principios de los 80.  Se publicó en inglés en 1987 y adopta a veces un tono apologético, como en la dedicatoria del autor a su hijo, deseando que su generación sea más sabia que la del padre. Ofrece en todo caso un documento lleno de crudeza, ilusión, valor y frustración, y revela el alcance de la toma de poder de las escuelas e institutos por los estudiantes, en un proceso de cuestionamiento de la autoridad que se extendió a todos los estamentos y sectores del país.  Escrito en primera persona entronca con un tipo de literatura típica de la China de la liberalización económica de los 80, entreverada de memorias personales y revisión crítica de la Revolución Cultural. Una literatura que los disturbios de Tiananmen en 1989 no detienen, al contrario, (Gritando en la Llovizna es de 1991) y que da pie a preguntarse hasta qué punto el verdadero objetivo de la represión no estaba en los modelos políticos del otro lado del océano, sino en el pasado de la propia China.

Para leer diarios claramente partidarios de la Revolución Cultural hay que ir a publicaciones coetáneas, como el relato del periodista británico Jack Chen "Un año en La Mayor Felicidad" (Harrap London, 1973) sobre su experiencia en la granja colectiva homónima. Y es que a menudo se olvida la sintonía entre la Revolución Cultural y los movimientos juveniles de agitación y protesta en Occidente, algo que deja claro otro relato autobiográfico, " Los Blues de la China Roja" de Jan Wong (Anchor Canadá, 1996), que lamentablemente tampoco se han traducido al español.  Claramente más crítica que Chen, la experiencia de Jan Won hila la China de los 70, como entusiasta guardia roja, con los disturbios de Tiananmen, cuando, ya como periodista de un medio occidental, cubre la ocupación de la plaza y su desalojo, siendo uno de los periodistas que contempla desde las terrazas del Hotel Beijing el suceso del llamado Hombre Tanque en la mañana del 5 de junio de 1989.

Una novela que de forma alegórica cumple ese transito del espejo a través de las épocas es "Sufrir la Vida", de Yan Lianke. Esta novela está traducida al inglés por el ensayista y profesor de Estudios Culturales Chinos de la Universidad de Duke, Carlos Rojas, con el título "Los Besos de Lenin" (Grove, 2012).  La idílica vida comunal de un pueblo remoto, habitado casi exclusivamente por discapacitados, se interrumpe cuando, a instancias de las autoridades, sus habitantes, agrupados en una troupe circense, se ponen en marcha en una gira grotesca que tiene por objeto conseguir fondos para adquirir el cadáver embalsamado de Lenin.  Se pretende que un mausoleo similar al de Mao, pero emplazado en una remota zona rural, relance su economía por medio del turismo. Ni Sombra ni yo la hemos acabado pero queda ya claro que sus más de 500 páginas despliegan una crítica feroz y detallada al afán de lucro que domina el régimen puesto en pié por Deng Xiaoping. Los fogones del mercado se alimentan también de la parafernalia roja y hasta la discapacidad aviva sus llamas.

La China cuya traducción me parece más acuciante es la que cuestiona el relato oficial sobre su presente y pasado, incluyendo la Revolución Cultural. En este sentido me parece especialmente esclarecedor el ensayo de Mobo Gao "La Batalla por el Pasado de China" (Pluto Press 2007),  que distingue hábilmente en el paño de la China actual los hilos procedentes del pasado maoísta y los que nos llegan de Deng Xiaoping.