En un reciente artículo el Sr. Vincenç Navarro se pregunta por qué España está a la cola de Europa social, hecho que documenta de modo elocuente: http://blogs.publico.es/dominiopublico/2040/espana-social-a-la-cola-de-la-ue/
A mi modo de ver una de las causas de este retraso debe buscarse en la falta de una cultura que preserve y promueva el mérito profesional en las instituciones públicas al margen del debate partidista. Claro está que esta cultura no concede réditos políticos a corto plazo, al contrario, impide utilizar el sistema sanitario o las instituciones científicas o educativas como moneda de pago. Eso no quiere decir que esta cultura de la excelencia no sea una cultura política, sino que la política sobre la que se asienta, la de establecer unas condiciones mínimas para el progreso social y científico, debería, a estas alturas de la democracia, ser patrimonio de todos. Eso nos impediría leer cartas como la que las enfermeras de un hospital público en España dirigen en favor de un médico de su servicio y que Público publica el día 22 de mayo y yo transcribo a continuación:
“Las decisiones que se toman en el Gregorio Marañón
Como enfermeras de la Urgencia Pediátrica del Hospital Gregorio Marañón, donde llevamos trabajando más de diez años, conocemos muy bien los cambios de mejora que se han producido en este periodo, cambios científicos, organizativos, docentes, de investigación, etc., que han derivado en un servicio de mayor calidad y más especializado dirigido al niño que acude a la Urgencia. Estas mejoras se han producido gracias al personal de la Urgencia Pediátrica: enfermería, pediatras y, en particular, al trabajo desarrollado por una adjunta de la unidad, la doctora Vázquez.
Cuando hace unos meses quedó vacante el puesto de coordinador de esta unidad, la dirección del hospital designó finalmente a una persona desvinculada de la Urgencia, aludiendo a su potestad para designar “puestos de confianza”. No hubo explicaciones, ni selección técnica ni científica, ni revisión de currículos, ni entrevistas personales. Esta situación la venimos padeciendo en este hospital desde hace pocos años, sufriendo decisiones arbitrarias y parciales, impropias de un entorno democrático que a corto plazo perjudican la calidad de los servicios y la atención al paciente y suponen una enorme desmotivación para los profesionales implicados. Una lamentable pena.
Mariam Jiménez / Majadahonda (madrid)”
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