Pese a que la canícula no afloja, al contrario,
es justo ahora cuando bañarse en el lago resulta más apetecible, el profesor
Chichepotiche ha insistido en quedar a media tarde para contarnos el proyecto
que quería emprender este curso.
-¿Qué curso si ya está jubilado?- me he
preguntado mientras volvía a guardar las gafas de nadar y la toalla, sabiendo que al final de agosto cualquier día de baño puede ser el último. He
recogido a Sombra en su casa y nos hemos dirigido a la primera isla que
forma el Ródano al despedir el lago, junto a la estatua de Rosseau. Estábamos tomando un refresco cuando hemos visto acercarse
al profesor, que parecía hablar solo, pero que, como se ha visto al alcanzar la
mesa, había empezado la conversación sin nosotros:
-...Y esto se
puede explicar de otra manera, esto es, no hemos prestado suficiente atención a
las profesiones de los escritores. Quiero hacer un recuento de la trayectoria
laboral de varios de ellos y analizar la
relación con sus escritos-
-Eso es lo
que hace todo buen biógrafo- he apuntado, tratando de rebajar su entusiasmo.
- No es
igual- ha respondido él- Un biógrafo busca contar la vida del escritor, yo lo
que quiero es explicar los textos... Se va a llamar "Vidas Paralelas"
pero no toma el modelo de Plutarco, al contrario. Yo quiero comparar en cada
escritor sus dos vidas: la escritura y su trabajo fuera de ella. Ver las
conexiones entre una y otra. Como una pelea con el jefe o un ascenso influyen
en el argumento de una novela o acentúan la fluidez y el lirismo de un diálogo-
- Te va a
costar mucho documentarte para entrar en ese nivel de detalle- he objetado,
pero Chichepotiche parecía no oírme. Seguía a lo suyo, lo que antes le había llevado a hablarnos a cincuenta metros de distancia:
- Por
ejemplo, la mayor parte de la obra de Kafka se produce mientras trabajaba para
la entonces incipiente Seguridad Social, el Instituto de Seguros de Accidentes
de Trabajo del Reino de Bohemia. Estuvo allí 14 años. Tuvo varios ascensos y
ocupó posiciones de cierta responsabilidad-
-O sea, que
no era un empleo solamente alimenticio- intercedió Sombra
- Le permitió
compaginar el trabajo con la escritura - confirmó Chichepotiche- y le ofreció
un observatorio sobre la realidad circundante-
-Una
panorámica de primera mano sobre los estragos de la burocracia- añadí.
-No sólo eso -
contestó Chichepotiche- Yo creo que la posición de Kafka le permite retratar al
encausado y al agrimensor, pero sobre todo, a quien tiene cerca es al que
dirige el proceso y al castellano. Aunque no esté al volante, Kafka tiene las
manos cerca de los mandos. Una vida laboral bien documentada, paralela a sus
escritos, me permitirá demostrarlo. Haré lo mismo con Hermann Bröch, capitán de
la industria, o con Eliot y la banca.-
- Es la tarea
de una vida, profesor,- he objetado- debiste empezar antes de jubilarte-
- Y es sólo
el principio- ha contestado él- En una segunda parte quiero estudiar como el
trabajo del escritor afecta a la recepción de su obra. He concebido este
segundo análisis a partir de una cita del escritor argentino Héctor Tizón.
Aquí la traigo - ha dicho, mientras comenzaba a desenvolver un papel doblado de
forma maniaca, manchado de lo que podía ser café con leche, colocándose mejor
las gafas, antes de proclamar con importancia:
...en las
grandes capitales uno puede llegar a ser más de una persona, no en los
medios chicos, en Londres Eliot pudo ser a la vez empleado de banca y poeta,
sin contagiarse y sin que los demás lo tengan por contagiado. Pero en Jujuy,
Eliot no hubiera dejado de ser un empleado de banca con inquietudes poéticas.
En provincias se nos perdona hasta la hipocresía y el travestismo discreto,
pero no el escándalo de ser Mr. Hyde y también Mr. Jekyll
Chichepotiche
rompió a reír a carcajadas. Yo no estaba de acuerdo. Se me ocurrían varios
ejemplos, como el de William Carlos Williams, en que puede haber vidas paralelas en un medio chico.
Eso sí, es más difícil, y Tizón tenía razón en que la clave estaba en mantener
los compartimentos estancos, "sin contagiarse". Estaba a punto de
replicarle pero hacía calor, me agobiaba la perspectiva de una tarde de
vacaciones bajo los rigores profesionales de los escritores de medio mundo. La
sirena de un vapor alejándose acentuaba la tarde malograda, con lo que me giré
de golpe hacia Sombra, tratando de acallarla:
- ¿Qué tal
con la novela? ¿Sigue el Tanque camino de Tiananmen, o perdón, sigue saliendo
de la plaza? -
Sombra me miraba sin expresión:
- Te diré tan
sólo lo que me dijo el embajador Bregolat tras la presentación en Barcelona. Palabra por palabra-
Sombra ha mirado arriba, detrás mía, antes de empezar a hablar, como si pudiera leer algo en ese azul
vacío y sin rastros. He comenzado a lamentar haber cambiado de tema.
-Espero que un día tu
sueño literario se haga realidad, el hombre-tanque y el tanquista
se abracen y de esa reconciliación salga una China mejor, según la quieran los
chinos. No tiene sentido querer imponerles desde fuera un modelo determinado-
- Eso dijo- ha reiterado- ¿ Y sabes algo más? Estoy asombrado, no ya del conocimiento
experto, sino de la sabiduría de varios de los analistas españoles que he
conocido en este acercamiento a China: Eugenio Bregolat, sí, pero también,
Georgina Higueras y Xulio Ríos. Los tres son fuera de serie. En otro país se
contaría más con ellos y serían más conocidos-
Chichepotiche ha levantado los brazos, su acostumbrada señal de
protesta. Una representación gráfica de su forma de irrumpir en la
conversación, secundada por el tono de sus palabras:
-¡Os equivocáis! Y eso es más grave en tu caso, Sombra. "La
quimera del Hombre Tanque" no es una novela sobre China. Tiananmen es sólo
la puerta de acceso a una historia que nos conduce, a través de diversos
vericuetos, a los desafíos de la actualidad-
Me he girado hacia Sombra, que miraba al profesor sin expresión.
-Al yihadismo, por ejemplo- insistía el profesor, agitando los brazos -
¿O lo vas a negar? Pero si has dejado hasta una pista en las dedicatorias, un
pequeño mapa que señala adónde se dirige la novela-
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