martes, 29 de mayo de 2012

EL COMANDANTE YANKEE





El ensayo de David Grann, aparecido en el último número del New Yorker del mes de mayo lleva como subtítulo Una historia de amor, revolución y traición.   Este hábil panegírico del comandante Morgan saca a flote un personaje importante pero poco conocido de la revolución cubana. El autor en varios pasajes enfrenta a Morgan con Guevara. Lo hace a partir de una serie de lineas de tensión. De un lado sus relaciones eran malas; de otro, Guevara era comunista y Morgan, defensor de la democracia liberal y anticomunista. Guevara era un intelectual y Morgan no tenía apenas formación. Guevara sabía lo que quería, era unívoco en sus certidumbres. Morgan es poliédrico en su sed de aventura. Se escapó de casa de niño. Fue delincuente juvenil, militar, mafioso, contrabandista, guerrillero.  Se casó varias veces y abandonó a cada una de sus mujeres, menos a la última, también guerrillera y uno de los personajes más fuertes de la narración. Sin embargo, Guevara y Morgan murieron ejecutados poco tiempo después de la revolución. Ambos tenían firmes ideales, más elaborados intelectualmente en el caso de Guevara.  Ambos eran atléticos, excelentes combatientes y comandantes guerrilleros. David Grann a través de las líneas de oposición descritas consigue que acerquemos a ambas figuras. La oposición resalta la similitud hasta el punto de lograr un transvase de la carga simbólica de Guevara hacia Morgan.

El efecto es que Guevara desemboca en Morgan. ¿Y Morgan en Guevara? Lo único constante es la dinámica revolucionaria que sin cesar convierte al insurgente en reaccionario y a este en insurgente.

Ensayo:
http://www.newyorker.com/reporting/2012/05/28/120528fa_fact_grann


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