Volver a la Iglesia y expresarlo
en una bella lengua: catalán o italiano.
Dar limosna a la puerta del templo
y vestir el paño gordo de un oficio respetado.
Y al mismo tiempo, quizá,
echarse un amante.
Que las miradas furtivas, entre rezos,
la polisemia y el incienso,
me devuelvan la promesa
de infinitos mundos paralelos.
en una bella lengua: catalán o italiano.
Dar limosna a la puerta del templo
y vestir el paño gordo de un oficio respetado.
Y al mismo tiempo, quizá,
echarse un amante.
Que las miradas furtivas, entre rezos,
la polisemia y el incienso,
me devuelvan la promesa
de infinitos mundos paralelos.
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