Urbano Pérez Sánchez recordaba hace unos días un pasaje de "Aquiescencia", novela de mi compadre Víctor Sombra publicada por Caballo de Troya, en la que se introduce la noción de "diezmo digital" y se comparan las relaciones de dependencia entre programas y aplicaciones, y las empresas que los desarrollan, con el sistema feudal:
https://www.facebook.com/urbano.perezsanchez/posts/10208746068194770
El comentario de Urbano resulta especialmente blasfemo al producirse durante la celebración del llamado "Mobile World Congress" de Barcelona que viene a ser como el "Corpus Christi" de las celebraciones tecnológicas. En cualquier caso la cita nos acerca a algunas consideraciones interesantes de Jaron Lanier.
En una entrevista sobre su libro ¿Quién es el dueño del futuro? (Who Owns the Future?, Simon & Schuster, 2013) Jaron Lanier usa el verbo diezmar para describir los estragos que la automatización está infligiendo en trabajadores culturales tales como traductores, periodistas de investigación, músicos de estudio, fotógrafos profesionales y otros cuyo trabajo es susceptible de ser digitalizado. http://techonomy.com/conf/te14/future-revolutions/owns-future/ Otro músico y tecnólogo, David García Arístegui, lleva tiempo analizando, desde una perspectiva diferente pero no tan distante, el impacto de las nuevas tecnologías en el trabajo cultural.
Lanier desmonta con elocuencia el tópico de que la destrucción mencionada tenga carácter creativo y que deba ser considerada tan solo como la antesala de nuevas profesiones y actividades. Con el ejemplo de la traducción demuestra hasta que punto la actividad automatizada es dependiente del trabajo de los profesionales. Lanier también analiza los efectos de la llamada optimización digital que reduce el volumen de las actividades y sectores a los que se aplica, si bien la concentración súbita y extrema de las mismas genera una apariencia de crecimiento económico. La distribución gráfica de la renta en forma de campana, con una gran mayoría de rentas intermedias que llevan a cabo la actividad optimizada, da paso rápidamente a una gráfica con una enorme concentración de la riqueza en pocas manos. En palabras de Lanier los emprendedores "se hacen super, super ricos en un periodo super corto de tiempo, de hecho, es la mayor y más rápida concentración de riqueza de la historia" Lo curioso es que esta concentración brutal de riqueza se está produciendo con el apoyo de muchos de quienes sufrirán sus consecuencias. Y esto me lleva de nuevo a "Aquiescencia":
Encadenados al sueño de la libre elección, todos tejemos sin término ese mundo virtual, cumpliendo de manera refleja la voluntad de un capital en pleno proceso de depuración, comunicación y expansión.”
https://www.facebook.com/urbano.perezsanchez/posts/10208746068194770
El comentario de Urbano resulta especialmente blasfemo al producirse durante la celebración del llamado "Mobile World Congress" de Barcelona que viene a ser como el "Corpus Christi" de las celebraciones tecnológicas. En cualquier caso la cita nos acerca a algunas consideraciones interesantes de Jaron Lanier.
En una entrevista sobre su libro ¿Quién es el dueño del futuro? (Who Owns the Future?, Simon & Schuster, 2013) Jaron Lanier usa el verbo diezmar para describir los estragos que la automatización está infligiendo en trabajadores culturales tales como traductores, periodistas de investigación, músicos de estudio, fotógrafos profesionales y otros cuyo trabajo es susceptible de ser digitalizado. http://techonomy.com/conf/te14/future-revolutions/owns-future/ Otro músico y tecnólogo, David García Arístegui, lleva tiempo analizando, desde una perspectiva diferente pero no tan distante, el impacto de las nuevas tecnologías en el trabajo cultural.
Lanier desmonta con elocuencia el tópico de que la destrucción mencionada tenga carácter creativo y que deba ser considerada tan solo como la antesala de nuevas profesiones y actividades. Con el ejemplo de la traducción demuestra hasta que punto la actividad automatizada es dependiente del trabajo de los profesionales. Lanier también analiza los efectos de la llamada optimización digital que reduce el volumen de las actividades y sectores a los que se aplica, si bien la concentración súbita y extrema de las mismas genera una apariencia de crecimiento económico. La distribución gráfica de la renta en forma de campana, con una gran mayoría de rentas intermedias que llevan a cabo la actividad optimizada, da paso rápidamente a una gráfica con una enorme concentración de la riqueza en pocas manos. En palabras de Lanier los emprendedores "se hacen super, super ricos en un periodo super corto de tiempo, de hecho, es la mayor y más rápida concentración de riqueza de la historia" Lo curioso es que esta concentración brutal de riqueza se está produciendo con el apoyo de muchos de quienes sufrirán sus consecuencias. Y esto me lleva de nuevo a "Aquiescencia":
Encadenados al sueño de la libre elección, todos tejemos sin término ese mundo virtual, cumpliendo de manera refleja la voluntad de un capital en pleno proceso de depuración, comunicación y expansión.”
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