Esta mañana he visitado la exposición que Virginia Rivas presenta en una luminosa sala de Naciones Unidas en Ginebra. Virginia Rivas, que cuenta con una prolífica y destacada trayectoria, ha explorado varias corrientes y formatos, incluyendo obras figurativas y otras abstractas de grandes dimensiones. En esta ocasión, bajo el título de "Sinestesia" despliega, en una treintena de cuadros de pequeño formato, una serie de correspondencias pictóricas con distintas piezas musicales. La que figura encima de estas palabras pinta el "Feeling Good" de Nina Simone y tiene unas dimensiones de 40 x 40 cm. Hay otras aún menores, de 20 x 20 cm. He disfrutado mucho tratando de recordar la música a partir de las formas y colores o imaginándola sin apoyatura en el recuerdo.
A mitad del recorrido me he encontrado al profesor Chichepotiche, que seguía con la mirada perdida y la expresión abatida, musitando una única palabra, por lo que me he detenido a hablar con su mujer, Sarika Centella, cuyos abuelos tuvieron una importante galería de arte en Tesalónica. Sarika me ha recomendado leer el pequeño catálogo de la exposición, que contiene varias reproducciones de las obras y las consideraciones de sendos expertos, la profesora Lozano Bartolozzi y el crítico Vázquez Ortíz, que ayudan a situar esta serie en su contexto, trazando conexiones con la obra de otros autores. El catálogo estaba agotado pero su contenido lo he encontrado aquí: http://virginiarivas.es/
Sarika disfrutó tanto de las obras el día de la inauguración que había vuelto hoy a verlas con más calma. A su juicio, expresado con vehemencia, arrastrándome del brazo para acercarme a uno de los cuadros y alejarme luego, sin dejar de mirarlo, la serie cuenta con una calidad área que se corresponde perfectamente con su temática musical. Los contrastes entre formas y colores, la hábil disposición de los fondos, las líneas y textos, crean una superposición de capas de contemplación. Se crea la sensación de espacio entre tales niveles, como si el aire, y la música con él, corriera entre ellos. Este juego de capas, ha enfatizado Sarika, mientras su marido seguía con la mirada fija entre dos cuadros, está presente en otras obras de gran formato de Virginia Rivas, pero es mucho más difícil de conseguir en superficies pequeñas.
Algo de razón creo que tiene la señora Centella porque, a poco que se miren con detenimiento, se olvida el tamaño de los cuadros. El aire no tiene tamaño. La exposición estará abierta hasta el 8 de abril.
He salido de la exposición con una sonrisa, mirando alrededor y a lo alto, como comprobando la falta de dimensión del aire. Sin embargo, al llegar a casa, reflejado en la ventana de la cocina, mi gesto era serio mientras escuchaba el mensaje del contestador. La novia de Bettina había llamado.
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