A PROPOSITO DE "CANJE" DE VICTOR SOMBRA MACARRÓN
Urbano Pérez Sánchez
Me es inevitable comenzar por el
origen. El génesis: en minúscula como “principio” de la relación entre el
novelista de origen salmantino Víctor Sombra y yo; y en mayúscula (Génesis) como primer libro del Antiguo
Testamento. Nunca hemos reconstruido juntos ese principio. Mi teoría es que
todo comenzó con un “Me gusta” que puse en la página de la editorial Caballo de Troya cuando vi por primera
vez la magnífica portada de Canje... De cualquier manera, nuestra relación
empezó a través de Facebook. Así,
el pasado 5 de junio Víctor aterrizaba
en Udine (Italia), donde Virginia y yo dábamos clase, para compartir una
jornada con el Club de lectura en español
de la Università delle LiberEtà.
Días después de la visita de Víctor,
Virginia, autora del cartel, y yo fuimos a ver un famoso fresco de Tiepolo en
el Palacio Arzobispal de la ciudad, titulado Raquel escondiendo los ídolos domésticos, en el que el pintor
recrea el episodio 31:17 del Génesis con
mayúscula. En él aparece Raquel, esposa de Jacob, ante su padre Labán. Está
sentada sobre la albarda de un camello debajo de la cual oculta las figuras que
ella misma ha robado a su padre. Jacob, por su parte, no está al tanto del
hurto y cree que la persecución del padre se debe al hecho de que se marchó con
sus hijas sin su consentimiento.
En algún punto del verano se me
ocurrió esta disparatada analogía: el novelista en general y Víctor Sombra en
particular como el personaje de Labán y la novela en general -esa hija del
escritor- y el Sistema en particular (instituciones, clase política, poderes
económicos, etc.) como la Raquel que esconde bajo una enorme albarda los ídolos
cotidianos.
1
¿Cómo presentar una obra sin
destriparla demasiado? Y lo que es todavía más complicado, ¿cómo transmitir a
los asistentes que su lectura, sin duda, merece mucho la pena?
A propósito de las obras de género, en este caso de
detectives y espías, en disciplinas diferentes, ya sea narrativa, cine o
series, hablaré dentro de unos instantes. Antes me gustaría detenerme en el
tema de Canje. En Udine, Víctor
compartió con los miembros del Club y conmigo un texto que tituló La Carta de Lavrentiev donde, sin perder
de vista el asunto de la escritura, abordaba una serie cuestiones relacionadas
con la ciencia e internet: sus desafíos y posibilidades y lo que condiciona el
rumbo de dicho desarrollo, esto es, quién ostenta el poder sobre estas parcelas
de la realidad. Estos van a ser asuntos muy presentes en la novela. Como es
normal, la faceta profesional de Sombra, que trabaja en Naciones Unidas, alimenta o contamina su narrativa. Mas su efecto
es visible más allá de unas cuantas líneas temáticas o argumentales.
¿Cuál es el Tema, el gran Tema con
mayúscula, de Canje? En mi opinión, Canje es una novela sobre el movimiento, más concretamente sobre el
movimiento de traslación (R.A.E.:
movimiento de los cuerpos que siguen curvas de gran radio con relación a sus
propias dimensiones): traslación, en este sentido, entre sus personajes (Fatima
y Nuno, Eduardo, Durry, Michel y Guiramonde, Gao Yin), traslación entre hechos
y periodos claves del siglo XX (el 68, la Revolución de los Claveles, la Caída
del Muro de Berlín, las distintas fases del Comunismo) y, por último,
traslación entre las fuerzas que luchan, a menudo de manera encubierta, por el
control de mundo. El amplio radio que describen todos los elementos puestos en
órbita por Víctor determina otra de las singularidades de este libro: la lentitud. Sé que este es un concepto
bastante denostado, más todavía -al menos en territorio patrio- si se asocia
con literatura (algo diferente sucede en narrativas como la argentina). Parte
de la narrativa española contemporánea: o sufre un exceso de punto de vista de
cámara de cine o, por el contrario, se enreda en un barroquismo (un espesor
lingüístico y de pensamiento) que a mí personalmente me parece poco efectivo.
El concepto de lentitud que opera en Canje
tiene que ver con su desarrollo pausado de los acontecimientos (no con
torpezas). Sabemos que la Tierra gira alrededor del sol y sobre sí misma pero
no percibimos ninguno de esos movimientos. Con el avance de esta historia pasa
algo parecido. Es más, da la impresión de que esta hubiera sido registrada
desde un satélite en órbita.
2
Me gustaría hacer un apunte a
propósito del catálogo de la editorial Caballo
de Troya en la que se han publicado los trabajos de Víctor. Me consta que,
para muchas personas de mi generación, el trabajo de este sello pequeño ha sido
fundamental: como espacio donde tenían cabida propuestas literarias más
singulares y/o minoritarias. Caballo de Troya surge en 2004 con el objetivo de
acoger voces y propuestas nuevas (renovadoras). ¿Dónde quiero llegar al
recordar esto que muchos de ustedes sabrán? Con los datos que acabo de referir,
alguien que no conozca su catálogo pensará que probablemente se trata de una
editorial que solamente acoge “narrativa experimental”. Nada más lejos. Retomo
en este punto la idea de obra de género (thriller
político) a la que hacía referencia hace unos minutos. Por un lado, me llama la
atención el hecho de que tal vez este concepto de obra, a pesar de su gran
calidad en muchos casos, es mirado con recelo, o dicho de otro modo, en algunos
círculos uno no es muy enrollado si opta por escribir una novela o rodar una
película de género. Y, sin embargo, a mí me parece necesario que
existan producciones de este tipo a la altura de otros trabajos similares que
se vienen realizando en otros países. Tengo en mente sobre todo el ámbito
anglosajón. Volveré sobre esto más adelante. Este hecho, en mi opinión, hace si
cabe más interesante la inclusión de Canje
al lado de títulos como Opendoor,
Unas vacaciones baratas en las miserias de los demás o Una belleza vulgar, por mencionar solo algunos, cuyos referentes
inmediatos para el lector pueden resultar menos claros, más difíciles de
rastrear. Tenemos la fortuna de contar con la presencia de Constantino Bértolo,
director del sello hasta hace unos meses, lo cual nos permitirá conocer un poco
mejor su visión de la cuestión, que nos hable del mensaje del editor y del
papel que la obra de Víctor ocupa dentro del conjunto (Solo quiero añadir un
último matiz: Canje no es la única
novela -para entendernos- de “formula” que encontraremos en Caballo de Troya.
Hay otras, por ejemplo la obra Dejen todo
en mis manos de Mario Levrero o Historia
de un ladrón de Mercedes Álvarez. Pero si nos fijamos ambos, curiosamente,
son autores latinoamericanos).
3
Quiero ir terminando. Recientemente,
he visto de nuevo dos películas que me han ayudado a pensar en Canje. Se trata de La cortina rasgada de A. Hitchcock y Frenético de Roman Polanski. Ambas ejemplificarían un tipo de
producción que, sin descuidar el rigor y la exigencia, cumplen un objetivo
primordial: el de entretener. Además, plantean sendas historias de carácter
personal (una relación de pareja), imbricadas en una trama mayor, de carácter geopolítico. Hay espías, lucha de
poderes, camaradería, tráfico de información,… Canje comparte todos esos elementos.
En TeleShakespeare, volumen de ensayos dedicados al fenómeno reciente
de las series americanas publicado por errata
naturae, Jorge Carrión plantea que esta última hornada de series -muchas de
gran calidad y con la política americana como eje central- representa el último
intento de los EEUU por seguir siendo el centro de la geopolítica mundial. A
diferencia de lo que ocurre en las películas que acabo de mencionar (así como
en tantas otras novelas y películas del Siglo XX), donde los Estados Unidos
aparecen, de un modo u otro, como líderes del mundo, en Canje encontramos la imagen de un realidad global sumamente
compleja, donde no sólo intervienen gobiernos sino también grandes
corporaciones, ONG´s, organismos internacionales, aparatos de limpieza…, que ha
dejado atrás las viejas dicotomías (si no las ha dejado, al menos nos muestra
sus ramificaciones) y en donde toman posiciones, es decir, protagonismo, potencias emergentes como China o India.
Creo sinceramente que la mezcla de
entretenimiento y visión lúcida del presente de este libro (lo que podíamos
llamar la formula de Canje) no les
defraudará si me hacen caso y se acercan algún día a sus páginas.
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