domingo, 13 de septiembre de 2015

EL MUNDO ES UN CORREDOR COMPLACIENTE EN MANOS DE UN YONQUI TECNOLÓGICO

A PROPOSITO DE "CANJE" DE VICTOR SOMBRA MACARRÓN 
Urbano Pérez Sánchez 

Me es inevitable comenzar por el origen. El génesis: en minúscula como “principio” de la relación entre el novelista de origen salmantino Víctor Sombra y yo; y en mayúscula (Génesis) como primer libro del Antiguo Testamento. Nunca hemos reconstruido juntos ese principio. Mi teoría es que todo comenzó con un “Me gusta” que puse en la página de la editorial Caballo de Troya cuando vi por primera vez la magnífica portada de Canje... De cualquier manera, nuestra relación empezó a través de Facebook. Así, el  pasado 5 de junio Víctor aterrizaba en Udine (Italia), donde Virginia y yo dábamos clase, para compartir una jornada con el Club de lectura en español de la Università delle LiberEtà.

Días después de la visita de Víctor, Virginia, autora del cartel, y yo fuimos a ver un famoso fresco de Tiepolo en el Palacio Arzobispal de la ciudad, titulado Raquel escondiendo los ídolos domésticos, en el que el pintor recrea el episodio 31:17 del Génesis con mayúscula. En él aparece Raquel, esposa de Jacob, ante su padre Labán. Está sentada sobre la albarda de un camello debajo de la cual oculta las figuras que ella misma ha robado a su padre. Jacob, por su parte, no está al tanto del hurto y cree que la persecución del padre se debe al hecho de que se marchó con sus hijas sin su consentimiento.
En algún punto del verano se me ocurrió esta disparatada analogía: el novelista en general y Víctor Sombra en particular como el personaje de Labán y la novela en general -esa hija del escritor- y el Sistema en particular (instituciones, clase política, poderes económicos, etc.) como la Raquel que esconde bajo una enorme albarda los ídolos cotidianos.
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¿Cómo presentar una obra sin destriparla demasiado? Y lo que es todavía más complicado, ¿cómo transmitir a los asistentes que su lectura, sin duda, merece mucho la pena?
A propósito de las obras de género, en este caso de detectives y espías, en disciplinas diferentes, ya sea narrativa, cine o series, hablaré dentro de unos instantes. Antes me gustaría detenerme en el tema de Canje. En Udine, Víctor compartió con los miembros del Club y conmigo un texto que tituló La Carta de Lavrentiev donde, sin perder de vista el asunto de la escritura, abordaba una serie cuestiones relacionadas con la ciencia e internet: sus desafíos y posibilidades y lo que condiciona el rumbo de dicho desarrollo, esto es, quién ostenta el poder sobre estas parcelas de la realidad. Estos van a ser asuntos muy presentes en la novela. Como es normal, la faceta profesional de Sombra, que trabaja en Naciones Unidas, alimenta o contamina su narrativa. Mas su efecto es visible más allá de unas cuantas líneas temáticas o argumentales.

¿Cuál es el Tema, el gran Tema con mayúscula, de Canje?  En mi opinión, Canje es una novela sobre el movimiento, más concretamente sobre el movimiento de traslación (R.A.E.: movimiento de los cuerpos que siguen curvas de gran radio con relación a sus propias dimensiones): traslación, en este sentido, entre sus personajes (Fatima y Nuno, Eduardo, Durry, Michel y Guiramonde, Gao Yin), traslación entre hechos y periodos claves del siglo XX (el 68, la Revolución de los Claveles, la Caída del Muro de Berlín, las distintas fases del Comunismo) y, por último, traslación entre las fuerzas que luchan, a menudo de manera encubierta, por el control de mundo. El amplio radio que describen todos los elementos puestos en órbita por Víctor determina otra de las singularidades de este libro: la lentitud. Sé que este es un concepto bastante denostado, más todavía -al menos en territorio patrio- si se asocia con literatura (algo diferente sucede en narrativas como la argentina). Parte de la narrativa española contemporánea: o sufre un exceso de punto de vista de cámara de cine o, por el contrario, se enreda en un barroquismo (un espesor lingüístico y de pensamiento) que a mí personalmente me parece poco efectivo. El concepto de lentitud que opera en Canje tiene que ver con su desarrollo pausado de los acontecimientos (no con torpezas). Sabemos que la Tierra gira alrededor del sol y sobre sí misma pero no percibimos ninguno de esos movimientos. Con el avance de esta historia pasa algo parecido. Es más, da la impresión de que esta hubiera sido registrada desde un satélite en órbita.


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Me gustaría hacer un apunte a propósito del catálogo de la editorial Caballo de Troya en la que se han publicado los trabajos de Víctor. Me consta que, para muchas personas de mi generación, el trabajo de este sello pequeño ha sido fundamental: como espacio donde tenían cabida propuestas literarias más singulares y/o minoritarias. Caballo de Troya surge en 2004 con el objetivo de acoger voces y propuestas nuevas (renovadoras). ¿Dónde quiero llegar al recordar esto que muchos de ustedes sabrán? Con los datos que acabo de referir, alguien que no conozca su catálogo pensará que probablemente se trata de una editorial que solamente acoge “narrativa experimental”. Nada más lejos. Retomo en este punto la idea de obra de género (thriller político) a la que hacía referencia hace unos minutos. Por un lado, me llama la atención el hecho de que tal vez este concepto de obra, a pesar de su gran calidad en muchos casos, es mirado con recelo, o dicho de otro modo, en algunos círculos uno no es muy enrollado si opta por escribir una novela o rodar una película de género.  Y, sin embargo, a mí me parece necesario que existan producciones de este tipo a la altura de otros trabajos similares que se vienen realizando en otros países. Tengo en mente sobre todo el ámbito anglosajón. Volveré sobre esto más adelante. Este hecho, en mi opinión, hace si cabe más interesante la inclusión de Canje al lado de títulos como Opendoor, Unas vacaciones baratas en las miserias de los demás o Una belleza vulgar, por mencionar solo algunos, cuyos referentes inmediatos para el lector pueden resultar menos claros, más difíciles de rastrear. Tenemos la fortuna de contar con la presencia de Constantino Bértolo, director del sello hasta hace unos meses, lo cual nos permitirá conocer un poco mejor su visión de la cuestión, que nos hable del mensaje del editor y del papel que la obra de Víctor ocupa dentro del conjunto (Solo quiero añadir un último matiz: Canje no es la única novela -para entendernos- de “formula” que encontraremos en Caballo de Troya. Hay otras, por ejemplo la obra Dejen todo en mis manos de Mario Levrero o Historia de un ladrón de Mercedes Álvarez. Pero si nos fijamos ambos, curiosamente, son autores latinoamericanos).


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Quiero ir terminando. Recientemente, he visto de nuevo dos películas que me han ayudado a pensar en Canje. Se trata de La cortina rasgada de A. Hitchcock y Frenético de Roman Polanski. Ambas ejemplificarían un tipo de producción que, sin descuidar el rigor y la exigencia, cumplen un objetivo primordial: el de entretener. Además, plantean sendas historias de carácter personal (una relación de pareja), imbricadas en una trama mayor, de carácter geopolítico. Hay espías, lucha de poderes, camaradería, tráfico de información,… Canje comparte todos esos elementos.
En TeleShakespeare, volumen de ensayos dedicados al fenómeno reciente de las series americanas publicado por errata naturae, Jorge Carrión plantea que esta última hornada de series -muchas de gran calidad y con la política americana como eje central- representa el último intento de los EEUU por seguir siendo el centro de la geopolítica mundial. A diferencia de lo que ocurre en las películas que acabo de mencionar (así como en tantas otras novelas y películas del Siglo XX), donde los Estados Unidos aparecen, de un modo u otro, como líderes del mundo, en Canje encontramos la imagen de un realidad global sumamente compleja, donde no sólo intervienen gobiernos sino también grandes corporaciones, ONG´s, organismos internacionales, aparatos de limpieza…, que ha dejado atrás las viejas dicotomías (si no las ha dejado, al menos nos muestra sus ramificaciones) y en donde toman posiciones, es decir, protagonismo, potencias emergentes como China o India.  
Creo sinceramente que la mezcla de entretenimiento y visión lúcida del presente de este libro (lo que podíamos llamar la formula de Canje) no les defraudará si me hacen caso y se acercan algún día a sus páginas.


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