sábado, 30 de mayo de 2015

POSTERGACIONES

Es el poemario escrito por Pedro Tena y publicado recientemente por Amargord en la Colección Trasatlántica que dirige Juan Soros.  Pedro Tena contempló, antes de acabar la obra, la posibilidad de darle el título de "Afueras", lo que me parece revelador, ya que en estos 48 poemas, divididos en 5 secciones, las contraposiciones tanto temporales como espaciales, son una constante, lo mismo que el ensayo de distintas vías de integración entre los términos contrapuestos.

En su excelente presentación del libro el mes pasado en Madrid, Pilar González España se fijó en las acepciones del término "postergación", que suponen, a mi entender, una forma de contraposición, tanto si nos fijamos sólo en el aplazamiento de un termino, su relegación temporal, como si se pone el acento en el demérito o menoscabo que sufre el término relegado.  Es claro también que Postergaciones refleja en sus páginas un recorrido vital, un trayecto en el plano emocional y del conocimiento. Las contraposiciones serían justamente el modo de avanzar en esa travesía, ya que lo postergado forma parte del propio sujeto que, para avanzar, como navegante de sí, precisa dejar atrás distintas facetas y aspectos de su vida.

Esta combinación del viaje y la postergación, la postergación como viaje, tiene ecos de Rumi, del sufismo y la mística. Sin embargo aquí el agua no refleja al viajero al final de su periplo,  a diferencia de los pájaros de la tradición mística que, en busca de su Rey, acaban metamorfoseados por el viaje, encontrando su propio reflejo en el lago:

Me relegué a los rincones con algunos fragmentos sueltos de idiocia: los actos que no hice, las palabras que no me atrevía a decir. El agua no me reflejaba. Mi vida se iba sin mi y yo aún esperaba dar un paso

Es claro que en los poemas de Tena la praxis de la postergación se cumple con una primera preferencia por la Naturaleza en su expresión más modesta: el caracol, los geranios, el grillo, los vencejos, en los que se centra toda la atención. Esta primera contraposición queda clara en la primera Sección, "Cuaderno de Vejer", dominada por la mirada. Su vuelo traza la radical opción por  el presente y lo más inmediato y simple, la postergación del porvenir "(p)or venir acabo de ver una gallina que rumia su alpiste como una última ignorancia"; de lo que se presenta como más vistoso y elaborado,  al modo de los vencejos que "desdeñan el traje azul y oro de las horas más tempranas"; de las verdades que "no maduran, envejecen" lo que hace que el narrador se sienta "parte de las cosas, no de las causas".   Esta última postergación se reitera en otros poemas, anteponiendo siempre las cosas frente a sus exégesis y justificaciones. 

La praxis de la postergación no pierde radicalidad en las secciones siguientes al pasar de la contemplación a la acción desplegada en un contexto social e histórico.  El foco se pone no tanto en el objeto de las luchas sociales sino en el método y las actitudes del que las emprende. Las referencias mitológicas y literarias, de Kafka a Grecia, alzan los nuevos remos de esta parte de la travesía. Se relega la visión estrecha del humanismo racionalista  quien esconde a su loco , morirá sin voz; quién ha rechazado a sus demonios, nos marea con sus ángeles. La única lucha acontece en las tinieblas y la victoria solamente se da en sus orillas.

Se posterga el idealismo exacerbado que acompaña a esta fase avanzada del capitalismo, como hilo musical de la distopía:

Con los roedores campando a sus anchas bajo la cúpula del circo, era fácil ver la muerte en sus liturgias podridas. Sócrates- siempre anacrónico- había sido amordazado por los buscadores de oro, que recitaban viejos sutras entre los corrillos de causas. La mayoría agonizaba de crisis platónica o vivían perpetuos detrás de su solapa esperando que nada sucediera.

Atrás queda también la alianza entre cobardía y conocimiento:

Si vas con el alma de deudor a preservarte, recuerda que la estupidez del mundo no es prueba de nada

Paradójicamente, la postergación es condición necesaria del poemario de Pedro Tena, porque sin esa serie de postergaciones no se habría cumplido el itinerario que se refleja en el mismo y que es al tiempo un trayecto vital y un proceso de ascesis en que el poeta va afilando la mirada ante distintas encrucijadas. 

He empezado aquí, tan tarde, por amor al silencio, que es señor de la nada y rey de un solo vasallo

La última contraposición supone cambiar por completo de signo porque, al cabo de la serie de postergaciones que relata la obra, cada una subrayando una pieza depuesta de la armadura del carácter, se da, surgida de la negación, la afirmación luminosa de estos poemas.

La sucesión de perspectivas y encuadres con que se practica la postergación en el libro de Pedro Tena me recuerda las series picassianas del pintor y su modelo, reflejando las mil y una formas en que el artista ejercita su oficio. También puede atenderse al proceso en que sucesivos bocetos conducen a una imagen determinada. O al modo en que la escultura consigue una figura eliminando todo lo prescindible que la rodea. Tiene también una conexión con la práctica del yoga, cuyo ejercicio va derivando en sucesivas imágenes de sí, en las que uno mismo ofrece el medio en que se cumple la transformación y el recorrido. 

Esta intensidad reflexiva podría hacernos temer que el texto cayera en el ensimismamiento, pero nada más lejos de la realidad. La aceptación del mundo nada tiene de conformismo. Al contrario, aviva el corazón del narrador y lo dispone a la lucha:

"En los días ciertos, sé que un alcornoque no ha nacido pino o roble, y lo acepto. Y ese no hacer el mundo a mi imagen es lo que me une al día que aparece.

En los días claros, sé que soy aire y que atravieso los poros de la noche. Y ese no saber quién arrasa en mi cuerpo es lo que alimenta mi corazón y lo acompaña"

 Siguiendo a Boris Groys - que menciona a cristianos y comunistas- sólo el que cuenta con tiempo puede posponer. Los primeros porque son inmortales; los segundos, por la fortaleza de su convicción en un proyecto común que se despliega en el tiempo. No hay tiempo, tiempo para la reflexión, la mirada, el cuidado y la lucha, en un mercado global que traduce cada gesto en el despliegue instantáneo y universal de la oferta y la demanda. El caracol que Pedro Tena contempla al principio de "Postergaciones" se nos antoja cada vez más subversivo:

He olvidado cualquier forma de certeza, no digamos las palabras de los rezos, pero miro la lentitud del caracol por entre las hojas como una plegaria que es su propia espera: construye su camino sobre la desnudez del tiempo 


Ese caracol nos avisa de que el anacoreta no nos había abandonado nunca. Que sí subía a la montaña era para bajar a la ciudad con la mirada más clara.   

"Postergaciones" se presentó en la librería Albatros de Ginebra el 12 de junio de 2015. Acompañaron al autor un grupo nutrido de lectores en potencia, que confirmaron que la postergación había valido la pena.  La poetisa peruana Gina Laplace y Víctor Sombra Macarrón leyeron, junto con el autor, algunos de los poemas: 
http://www.libreria-albatros.ch/index.php?option=com_content&view=article&id=46&Itemid=28

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